¿Ha pensado alguna vez en cómo la corrupción influye en la pobreza y la desigualdad que hay en su país? La corrupción es una epidemia. Puede ocurrir en las empresas, las organizaciones sin ánimo de lucro y los Gobiernos de todo el mundo. Pero, ¿hay algo que nosotros podamos hacer para abordar este problema?
En primer lugar, ¿qué es la corrupción?
La corrupción es un comportamiento deshonesto o ilegal que beneficia a unas pocas personas y perjudica a muchas más.
Provoca pérdidas económicas y aumenta la desigualdad y la pobreza en nuestros países. Debilita la confianza y la responsabilidad y desempodera a las comunidades. Además, suele causar daño en mayor medida a las personas más vulnerables.
La corrupción es una epidemia. Pero no tiene por qué ser así.
Esta es Sofía, y este es José. Sofía y José pertenecen a la misma iglesia desde pequeños, viven en el mismo pueblo y van a la misma escuela. Hace poco tiempo, Sofía empezó a preocuparse sobre algunas cosas que ha leído en línea sobre su país. Ha leído sobre la corrupción en su Gobierno y, mientras más lee, más se da cuenta de cómo este problema aumenta la pobreza, socava los derechos humanos y agrava la violencia y la impunidad en su país.
Sofía está destrozada. Le cuenta a José sobre sus inquietudes y le dice que ella cree que se trata de una injusticia. Y que eso significa que la iglesia debería involucrarse. José le responde diciendo que tiene la razón, pero que, al parecer, este problema ocurre a diario en todo el mundo, y que es demasiado grande para enfrentarlo. José cree que la tarea de la iglesia es orar, predicar la palabra de Dios y esperar la justicia divina.
Pero Sofía sostiene que la palabra de Dios nos llama a amar a nuestro prójimo y a defender la vida y la justicia. Sofía le pregunta a su amigo: «Si a Dios le importan la justicia y la integridad, ¿no deberían importarnos a nosotros también?».
Ella le recuerda que el libro de Isaías nos pide que no solo esperemos a que se haga justicia, sino también hacer algo al respecto: «¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!». José sabe que ella tiene razón, pero ¿cómo pueden luchar contra una fuerza tan grande? ¡La corrupción es como Goliat y ellos, como David!
Sofía sugiere empezar por hablar con la gente: su familia, amigos, vecinos, hermanos, hermanas y líderes de la iglesia. Dice que deberían ayudar a educarse mutuamente y compartir información para aprender todo lo que puedan y encontrar maneras creativas de abordar la corrupción juntos. De modo que Sofía y José fueron a ver al pastor de su iglesia, que les da la bienvenida y los escucha atentamente.
El pastor está orgulloso de que estos dos jóvenes miembros de su congregación hayan decidido hablar sobre la corrupción. Les dice que él reconoce que las iglesias no suelen abordar este tema y que eso no está bien porque una iglesia que ama a Dios y a sus prójimos no debe tolerar la corrupción y debe denunciar la injusticia.
Juntos, preparan las próximas acciones que quieren llevar a cabo con su comunidad:
- Primero, establecerán un proceso de cambios internos que evaluarán y analizarán, y harán crítica a las prácticas injustas que hay dentro de su propia iglesia.
- Segundo, adoptarán una postura pública denunciando actos de corrupción que ven en su Gobierno y a su alrededor.
- Después, realizarán diversas acciones para ayudar a combatir la corrupción, como promover espacios para la oración y la reflexión, impartir capacitación, llevar a cabo investigaciones e incidencia política y movilizar a las personas jóvenes.
Y eso es solo el comienzo. Sofía y José saben que esta será una batalla que llevará mucho tiempo. Deben asegurarse de que no se deje de hablar del tema, reuniéndose regularmente y continuando el aprendizaje tanto mútuo,como de los expertos y de la Biblia.
La corrupción beneficia a pocas personas y perjudica a muchas. Y donde hay corrupción, hay pobreza y desigualdad. Pero podemos ayudar a que el reino de Dios llegue si recordamos que una iglesia que ama a Dios y a sus prójimos es una que trabaja por el bienestar de todas las personas.
Nos han llamado a «aprender a hacer el bien, buscar la justicia y reprender al opresor».
La corrupción es una epidemia. Hagamos algo al respecto.
