¿Qué ha aprendido?
He aprendido que la incidencia debe adaptarse constantemente a los entornos y las situaciones cambiantes. Por ejemplo, adaptarse a los cambios tecnológicos, como la conexión a Internet y los celulares inteligentes, y aprovechar estas herramientas.
A pesar de suponer un desafío y de conllevar ciertos riesgos, estas nuevas tecnologías ofrecen oportunidades para comunicar, establecer contactos y colaborar de forma más rápida con un mayor número de personas.
En mi trabajo con otras personas en el campo de la incidencia, también he aprendido a restarle prioridad a mi propia agenda. Es muy importante escuchar, y valorar, las distintas ideas y opiniones.
¿En qué está trabajando en este momento?
Estoy apoyando a una organización local de la región del Segú, en Malí, para abogar por la reducción de la contaminación que provocan unas fábricas. La organización creó un comité formado por mujeres, jóvenes, líderes de fe y representantes de la autoridad local, entre otras personas. Juntos, están liderando el trabajo de incidencia para abogar por el cambio en la zona.
También estoy trabajando con líderes de distintas creencias en un programa de construcción de la paz. Al trabajar con ellos y escuchar sus conversaciones, he podido confirmar que la incidencia suele ser una cuestión de negociaciones, y que alcanzar un acuerdo puede tomar mucho tiempo. ¡Sin embargo, siempre vale la pena perseverar!