«Hay muchas personas que viven en la calle porque es difícil encontrar empleo», asegura Artur*, líder de un grupo comunitario en los Estados de Asia Central. «Las personas llegan de los pueblos a la capital y se enfrentan con muchos problemas. Comienzan a beber: los jóvenes en situación de calle beben mucho y en el invierno, muchas personas mueren. Nosotros queríamos ayudar, pero no sabíamos cómo hacerlo».
Gracias a la capacitación en negocios y el financiamiento inicial proporcionado por una organización socia de Tearfund, Artur y su grupo comunitario pudieron crear una serie de pequeñas empresas, como un taller de carpintería, un negocio de apicultura, un molino para la producción de alimento para animales, una fábrica de ladrillos de cemento y granjas avícolas para la producción de huevos.
Las ganancias que generan estas iniciativas ayudan al grupo a mantener cinco centros de rehabilitación para personas con problemas de adicción o que han salido de la cárcel recientemente. Estos emprendimientos también brindan oportunidades a los residentes de estos centros de adquirir nuevas habilidades y de ganar pequeñas sumas de dinero.
Leonid*, que administra una de las granjas avícolas, cuenta: «Cuando mis padres se divorciaron, acabé en la calle y me rodeé de malas compañías. Cuando tenía 18 años, cometí unos delitos y me condenaron a ocho años de cárcel. Una vez libre, comencé a consumir drogas: empecé con drogas blandas y seguí con heroína. Me inyecté durante siete años.
Después, conocí a Artur y él me ayudó a recuperarme. Ya no consumo drogas ni alcohol. Ahora creo en mí mismo y tengo nuevos sueños para el futuro».