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Entrevistas

Trabajar dignifica

Una emigrante venezolana en Colombia tiene ahora un próspero negocio gracias a su grupo de autoayuda

2025 Disponible en Inglés, Español, Portugués y Francés

Una sonriente mujer venezolana se encuentra frente a un edificio de madera en Colombia, con el mar a sus espaldas, y sostiene un trozo de madera a la deriva convertido en lámpara.

Zuleima utilizó un préstamo de su grupo de autoayuda para iniciar su emprendimiento de elaboración de artesanías con trozos de madera flotante. Foto: Linda Esperanza Aragón/Tearfund

Two ladies in Ethiopia hold out their hands and share coins with each other against a background of colourful clothing.

De: Grupos de ahorro y crédito - Paso a Paso 123

Cómo reunirse en grupos para ahorrar dinero, acceder a préstamos y apoyarse mutuamente puede dar lugar a un cambio positivo significativo

AGAPE, organización socia de Tearfund en Colombia, apoya a grupos de autoayuda dirigidos por iglesias con el fin de ayudar a mujeres migrantes venezolanas. Además de los ahorros y el crédito, estos grupos ofrecen oportunidades para que las mujeres establezcan amistades, se ayuden mutuamente y accedan a diversas capacitaciones. 

Hace cuatro años, Zuleima Hernández salió de Venezuela para ir a vivir a Barranquilla, Colombia. En esta entrevista, Zuleima nos habla de sus experiencias, de su grupo de autoayuda y de la importancia del trabajo.

¿Por qué se mudó a Colombia?

«Un día estaba haciendo cola en un supermercado y me dije: “Esto no es lo que quiero para mis hijos; no es lo que quiero para mí ni para mi familia”. Es decir, soportar largas colas, a veces de dos días, y cuando el supermercado por fin abre sus puertas, encontrarse con que ya no queda comida... Surgió, entonces, la oportunidad de ir a la casa de una amiga y tomé la decisión de venir». 

¿Cómo fue mudarse a otro país?

«Mi experiencia de ser migrante en Colombia ha sido como nacer de nuevo y empezar de cero, dando un paso a la vez, hasta convertirme en la persona que soy ahora. He tenido experiencias negativas y positivas. 

Lo más difícil de salir de Venezuela fue dejar a mis hijas atrás porque primero vine a Colombia solo con mi hijo. Extrañaba mucho a mis padres y a mis abuelos. Somos una familia numerosa y fue muy difícil. Dejar mi casa, mi hogar, mis recuerdos, mis fotografías, mis cuadros… Todo lo que has construido con tus hijos a lo largo de los años… Fue muy difícil dejarlo todo atrás».

¿Qué pasó cuando llegaron?

«Llegamos aquí y la iglesia nos recibió. Una pastora me dio comida de su propia nevera y algo de ropa de su nieta. Pero más allá de eso, la iglesia me dio palabras de aliento, palabras de fe, de esperanza, no solo comida y ropa, sino cercanía. Somos hermanos y hermanas a los ojos de Dios y eso es lo que más importa.

La iglesia puede ayudar, pero también debemos usar nuestros talentos, nuestro trabajo. Trabajar dignifica y hay que trabajar para poder mantenernos. Yo trabajo con madera, principalmente madera flotante que recojo de la playa. Limpio y seco la madera, y luego la uso para hacer artículos de decoración para el hogar.

Trabajé para poder traer a mis hijas a Colombia, y ahora tengo este emprendimiento, este negocio que sé que va a perdurar por mucho tiempo».

Un grupo de mujeres venezolanas, muchas de ellas con mascarillas, aplauden dentro de un edificio en Colombia.

Zuleima y las demás integrantes de su grupo de autoayuda disfrutan de orar y adorar juntas. Foto: Linda Esperanza Aragón/Tearfund

Háblenos de su grupo de autoayuda

«Nuestro grupo de autoayuda se llama Fe y Acción. Al principio, establecimos reglas como llegar a tiempo y tener tolerancia y respeto mutuo. Llegamos a un acuerdo sobre la cantidad mínima y máxima de dinero que cada miembro puede ahorrar. También tenemos un fondo social que está separado de nuestros ahorros. Ese fondo social se puede utilizar para una emergencia.

Estos grupos incluyen no solo el aspecto financiero, sino que también consideran la parte espiritual, que es muy importante en nuestra vida. Tal vez estemos financieramente sanas, pero si no estamos sanas espiritual y emocionalmente, no estaremos completas».

¿Qué esperanzas tiene?

«Espero que mi hijo y mis hijas sigan ayudando al medio ambiente, que estudien y hagan lo que les apasiona. Espero que le hagan saber a la gente quiénes son y que sirvan a la sociedad».

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