AGAPE, organización socia de Tearfund en Colombia, apoya a grupos de autoayuda dirigidos por iglesias con el fin de ayudar a mujeres migrantes venezolanas. Además de los ahorros y el crédito, estos grupos ofrecen oportunidades para que las mujeres establezcan amistades, se ayuden mutuamente y accedan a diversas capacitaciones.
Hace cuatro años, Zuleima Hernández salió de Venezuela para ir a vivir a Barranquilla, Colombia. En esta entrevista, Zuleima nos habla de sus experiencias, de su grupo de autoayuda y de la importancia del trabajo.
¿Por qué se mudó a Colombia?
«Un día estaba haciendo cola en un supermercado y me dije: “Esto no es lo que quiero para mis hijos; no es lo que quiero para mí ni para mi familia”. Es decir, soportar largas colas, a veces de dos días, y cuando el supermercado por fin abre sus puertas, encontrarse con que ya no queda comida... Surgió, entonces, la oportunidad de ir a la casa de una amiga y tomé la decisión de venir».
¿Cómo fue mudarse a otro país?
«Mi experiencia de ser migrante en Colombia ha sido como nacer de nuevo y empezar de cero, dando un paso a la vez, hasta convertirme en la persona que soy ahora. He tenido experiencias negativas y positivas.
Lo más difícil de salir de Venezuela fue dejar a mis hijas atrás porque primero vine a Colombia solo con mi hijo. Extrañaba mucho a mis padres y a mis abuelos. Somos una familia numerosa y fue muy difícil. Dejar mi casa, mi hogar, mis recuerdos, mis fotografías, mis cuadros… Todo lo que has construido con tus hijos a lo largo de los años… Fue muy difícil dejarlo todo atrás».
¿Qué pasó cuando llegaron?
«Llegamos aquí y la iglesia nos recibió. Una pastora me dio comida de su propia nevera y algo de ropa de su nieta. Pero más allá de eso, la iglesia me dio palabras de aliento, palabras de fe, de esperanza, no solo comida y ropa, sino cercanía. Somos hermanos y hermanas a los ojos de Dios y eso es lo que más importa.
La iglesia puede ayudar, pero también debemos usar nuestros talentos, nuestro trabajo. Trabajar dignifica y hay que trabajar para poder mantenernos. Yo trabajo con madera, principalmente madera flotante que recojo de la playa. Limpio y seco la madera, y luego la uso para hacer artículos de decoración para el hogar.
Trabajé para poder traer a mis hijas a Colombia, y ahora tengo este emprendimiento, este negocio que sé que va a perdurar por mucho tiempo».