por Heather Faulkner.
Haití es la parte occidental de la isla caribeña que comparte con la República Dominicana. Haití significa ‘montañoso’, pero hoy en día las escarpadas laderas están marcadas por una masiva erosión. Años atrás Haití estaba cubierto de bosques maduros con árboles que incluían valiosas especies forestales como la caoba antillana (Swietenia mahagoni) y la encina haitiana (Catalpa longissima). La población actual de Haití depende de la madera para todo tipo de usos, pero rara vez se la produce en forma organizada. Muchas de las laderas rocosas de las montañas son desprovistas por las cabras de toda la vegetación baja, a excepción de las plantas más tenaces.
¿Una fuente rápida de dinero?
Se cortan alrededor de 50 millones de árboles al año, en su mayoría para postes que se utilizan (por ejemplo) para apuntalar las plantas de tomates. La plantación y tala planificadas de bosques es rara. La recolección de semillas de árboles para sembrar es prácticamente desconocida. Se producen menos de 3 millones de árboles por año en los viveros forestales. Pero en Haití todo el mundo usa árboles. Cortar un árbol pequeño y hacerlo carbón es la manera habitual de obtener dinero fácil. La mayoría de la población utiliza carbón vegetal y leña como combustible. La fruta, sombra, madera y los medicamentos provienen de los árboles. En el sitio donde trabajé, el vivero forestal establecido por la Misión Bautista de Haití al sur de Puerto Príncipe, los pedidos más comunes eran de árboles frutales, tales como los paltos, mangos y cítricos en vez de árboles para combustible a fin de proporcionar provisiones de leña para el futuro.
Tala planificada
Los árboles no se consideran cultivos. Una vez, se preguntó a un anciano que estaba cortando árboles nuevos de una región árida para hacer carbón qué haría si cortase el último árbol. ‘Dios nos dará otros,’ replicó. Se preguntó a un grupo de jóvenes deseosos de plantar un bosque cómo lo utilizarían. Se horrorizaron, diciendo que los árboles no se usarían sino que serían sólo para mirarlos. (¡Sin embargo, en Haití probablemente se necesitaría un guardia armado para protejerlos!) Dadas las demandas impuestas sobre los árboles de Haití, para ser realizable, todo proyecto de plantación necesita incluir la tala planificada. Hay una gran variedad de especies autóctonas y no autóctonas que permitiría satisfacer cualquier necesidad. Algunas, como el pino de Hispaniola (Pinus occidentalis), pueden crecer en los lugares más insólitos y dar madera de buena calidad. Otras, tales como la Leucaena leucocephala, se podrían utilizar para colonizar surcos erosionados y talarlas para hacer carbón. Al otro lado de la isla, en la República Dominicana, se administran con este objetivo vastas extensiones plantadas con Leucaena. El árbol no necesita ser criado en un vivero. Puede sembrarse directamente en el terreno durante la estación de las lluvias.
Wally Turnbull de la Misión Bautista de Haití se pregunta cómo se vería el Valle Kenskoff si no hubiese establecido el vivero forestal de la misión. Se proporcionan árboles a los agricultores para que los planten alrededor de sus huertas. Sin embargo, Wally se pregunta si la existencia del vivero ha significado que los agricultores lo usan como un pretexto para no criar sus propios árboles. En retrospectiva, Wally no está seguro si los viveros forestales son la respuesta para Haití debido al trabajo intensivo que se requiere para cuidarlos. Cree que el método local de cultivo que reune a un grupo de trabajadores ocasionalmente para una jornada de trabajo intenso puede indicar una solución más apropiada. La organización de jornadas de trabajo intensivo donde se podrían sembrar directamente semillas (tales como níspero, cítricos, café, prunus, leucaena) en terrenos previamente preparados podría ser una mejor forma de responder a la enorme necesidad de reforestación. Podrían plantarse de la misma manera esquejes tales como la morera.
La voluntad de ponerse en acción
Aunque la intención de plantar árboles en Haití es modesta, por lo menos existe. Con información y educación acerca de las consecuencias de la deforestación y de la erosión, crecerá el deseo de plantar árboles. De vez en cuando se encuentra a un entusiasta, alguien con la habilidad de ver más allá de cualquier cantidad de problemas, ya sean prácticos o de motivar a otros. Alguien que tenga lo que ellos llaman volonté, la voluntad. Dicha volonté puede alivianar cualquier cantidad de problemas. En palabras del pastor Frantz Clotaire, un hombre con mucha volonté que dirige una escuela agrícola en el sur de Haití, ‘Developman – se moun li ye’: ‘El desarrollo es la gente.’ Es para la gente y puede solamente ser realizado por la gente, cada uno haciendo lo suyo y cada uno con volonté y sueños para hacer de su mundo un lugar mejor.
Heather Faulkner trabajó durante un año en el vivero forestal de la Misión Bautista de Haití con Tearfund.