Colombia sufrió décadas de guerra civil y enfrentamientos armados hasta el reciente histórico acuerdo de paz entre las fuerzas enemigas. Debido a los muchos años de inseguridad, se impusieron restricciones a las libertades civiles, entre ellas las libertades religiosas, lo que significó que diferentes grupos religiosos sufrieron persecución, amenazas y violencia. Esto sucedió a raíz de su convicción de defender a personas inocentes y denunciar su desplazamiento y asesinato a manos de los actores armados, como las guerrillas, los grupos paramilitares y el ejército. Otra consecuencia de la inestabilidad fue la restricción de la participación de los grupos religiosos en los procesos políticos, ya que el Gobierno se negaba a permitir o reconocer la legitimidad de las actividades de incidencia de las organizaciones religiosas.
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