por Sandra Michie RGN RM.
Cuando cambiamos a una situación cultural diferente y empezamos a comprender las creencias de otras personas sobre la salud u otros temas, muchas veces nos encontramos con dificultades para enseñar ideas nuevas.
Quizás uno de los primeros principios para recordar es que hay mucho de bueno en todas las culturas y que simplemente porque sean diferentes a las nuestras, no necesariamente quiere decir que sean malas. Necesitamos comprender bien las creencias de los demás, luego construir sobre ellas para llevar a cabo un cambio significativo.
Las creencias culturales se pueden dividir así...
- útiles
- dañinas
- ni útiles ni dañinas
Se debe tomar tiempo para evaluar cada creencia con estos criterios. Esto puede ser muy beneficioso a la hora de sacar conclusiones y en el momento de actuar sobre dichos resultados. Se necesita empezar a trabajar desde el punto de vista de las personas – desde la base de sus creencias y tradiciones. Quizás tome muchos meses, hasta años, comprender lo que hay detrás de algunas de las creencias, pero sin este entendimiento podría ser imposible mejorar la situación.
Siéntese y tome tiempo para hablar con las personas de todas las edades y para comprender la base de sus creencias.
Sí las creencias tradicionales...
son útiles: Foméntelas.
son dañinas: Identifique la raíz del problema. Busque maneras inofensivas. de cambio. Empiece desde el punto donde se encuentran ellos.
no son ni útiles ni dañinas: No les haga caso.
ESTUDIO DE UN CASO
En la zona de Zambia donde yo trabajaba, existía la creencia que si una madre volvía a quedar embarazada antes de que el último bebé estuviera caminando, entonces la leche materna se malograba y el primer bebé moría. Así, durante los primeros 15/18 meses de vida del bebé, se creaba en la madre un tabú cultural hacia el sexo y se aceleraba el destete. Los niños entonces se debilitaban, incluso hasta morían por la mala alimentación, y por la falta total de leche – de esta forma la creencia continuaba.
Las mujeres mayores (“abuelas”)animaban esta creencia, porque creían que era cierta, y porque querían fomentar las prácticas tradicionales en la generación más joven – un niño destetado muchas veces iba a vivir con la abuela (lo cual le alegraba a ella).
Las mujeres más jóvenes deseaban otro punto de vista, uno que las “liberara” – la creencia causaba tensiones en matrimonios monógamos y muchas veces resultaban en infidelidad, o se buscaba la poligamia para resolver el problema.
Los aspectos positivos eran...
- Un espacio de 21 meses (o más) entre partos era bueno para la salud de la madre.
- El bebé recibía la atención total de la madre por lo menos por 21 meses.
- La lactancia por más de 18 meses era buena para el bebé.
Los aspectos dañinos eran...
- El temor de la madre a que su leche envenenara a su hijo
- La actitud fatalista a que el niño muriera y que sería la culpa de ella.
- La infidelidad y poligamia “justificada”.
En esta situación, se necesitaba fomentar los aspectos positivos sin apoyar todo lo que decían las “abuelas”. Ellas eran las personas claves. Pero el rol de los hombres era importante. Los hombres más jóvenes acostumbrados a reconocer las verdades aprendidas a través de la educación podrían jugar un papel importante en los cambios. Las parejas jóvenes a menudo salían de la sociedad cultural de sus padres (mediante la urbanización, la educación, etc.). Si los hombres aceptaran cambios, influenciarían fuertemente a sus esposas..
Las respuestas apropiadas fueron...
1. Apoyar a las pocas madres que quedan embarazadas antes de que camine el último hijo, animándolas a continuar el dar pecho por más tiempo.
2. Proveer un método alternativo posible de planificación familiar.
3. Fomentar la enseñanza sanitaria – sobre el uso de los alimentos locales disponibles adecuados para el destete y sobre el valor de la leche materna aun si una madre estuviera embarazada otra vez – de esta manera:
- a nivel individual a la madre preocupada.
- a todas las madres en las clínicas prenatales y en sus visitas.
- en el ambiente del hogar y en forma y lenguaje aceptables para las mujeres mayores.
- al esposo y a otros hombres de la comunidad.
- a los escolares, quienes muchas veces cuidan a sus hermanos menores y pronto serán padres.
Sandra Michie pasó 25 años en zonas ruarles de Zambia trabajando con una misión médica, principalmente en la salud preventiva.