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Cómo hago para acordarme de tomar mis medicamentos antirretrovirales

Paso a Paso les pidió a varias personas que viven con VIH en diversos lugares del mundo que compartieran con nosotros sus principales consejos sobre cómo evitar olvidarse de tomar los medicamentos antirretrovirales.

2016 Disponible en Inglés, Francés, Español y Portugués

Versiones de la revista Paso a Paso en español, francés, inglés y portugués se exponen sobre un escritorio de madera

De: VIH – Paso a Paso 98

Cómo erradicar el estigma, prevenir la transmisión materno infantil y apoyar a las personas que viven con VIH

Para quienes vivimos con el VIH, tomar nuestros medicamentos antirretrovirales a diario es una de las cosas más importantes que podemos hacer para mantenernos sanos. Debemos seguir tomando estos medicamentos incluso cuando nos sentimos mejor. Si dejamos de tomarlos, con el tiempo volveremos a enfermarnos. Y, lo que es peor, es posible que el virus aproveche la oportunidad de hacerse resistente a los medicamentos. Sin embargo, acordarnos de tomarlos ¡a veces puede resultar todo un desafío!

Paso a Paso les pidió a varias personas que viven con VIH en diversos lugares del mundo que compartieran con nosotros sus principales consejos sobre cómo evitar olvidarse de tomar los medicamentos antirretrovirales.

Ade, Nigeria

“Llevo tomando medicamentos antirretrovirales durante nueve años. Tengo puesta la alarma en mi teléfono para que suene a las siete de la mañana y a las siete de la tarde, las horas en que normalmente los tomo”.

Sarita, India

“Yo me acuerdo de tomar mis medicamentos antirretrovirales marcando las fechas en un calendario que tengo en la pared de la cocina una vez que los he tomado ese día”.

Lionel, RDC

“Yo tomo los medicamentos por la mañana, en cuanto me lavo los dientes. Como mi pareja también tiene que tomarlos, nos lo recordamos mutuamente cuando vemos que uno de los dos no lo ha hecho”.

Stella, Nigeria

“Yo uso un pastillero para acordarme”.

Nimith, Camboya

“Yo pongo la alarma para acordarme. Mis nietos me hacen acordar y mis hijos me traen los medicamentos cuando es la hora de tomármelos”.

Anu, India

“Rojamma [cuidadora de una iglesia] me hace acordar a diario de tomar los medicamentos antirretrovirales. Ella es mi vecina. Incluso si no está cerca, me llama para recordármelo”.

Treasure, RDC

“Mis medicamentos antirretrovirales se han convertido en algo así como mi alimento diario. Yo los tomo dos veces al día: por la mañana, antes de lavarme los dientes, y por la noche, después de la comida. Dejo mis medicamentos en la sala de estar, cerca del televisor, para que estén a la vista”.

Dorcas, Nigeria

“Yo guardo mis medicamentos en el baño. Los tomo cuando me lavo los dientes: esta rutina me ayuda a acordarme de tomarlos”.

Raj, India

“Todos los días, antes de irme a mi tienda, me tomo un vaso de agua y cuando vuelvo a casa, hago lo mismo. Desde que abrí mi negocio tengo esta rutina de tomar agua. Cuando comencé a tomar los medicamentos antirretrovirales, los empecé a tomar junto con el vaso de agua para que me resultara más fácil acordarme”.

Alphonse, RDC

“Tomar estos medicamentos es tan importante como no olvidarme el documento de identidad: cada vez que salgo llevo algunos en el bolsillo”.
(Destacamos que este método solo es adecuado cuando los medicamentos no deben mantenerse refrigerados)

Gabriel, Nigeria

“El hecho de hacerme las pruebas de laboratorio y que los trabajadores de la salud me digan que estoy bien me motiva a no dejar de tomar mis medicamentos antirretrovirales a diario. Ya llevo seis años”.

Los nombres han sido cambiados para proteger las identidades.


Reflexión: La rutina de mi anfitriona al tomar sus medicamentos
Virginia Luckett

Nunca olvidaré cuando me quedé en casa de una señora en Camboya durante mi primer viaje para Tearfund. Ella me cambió la vida para siempre. Yo la llamo My Lady porque me resulta muy difícil pronunciar su nombre en jemer. Además, My Lady es un título de respeto y comunica en gran parte lo que ella es.

Mi anfitriona vivía con VIH. Contrajo el virus de su marido, que había fallecido hacía unos años. Ella me mostró su fotografía, que estaba puesta en un marco bellamente decorado con flores de papel.

Todas las noches, My Lady tenía un ritual. Frente a la fotografía de su fallecido marido, a la luz de un bombillo desnudo en su cabaña de bambú, abría su Biblia en jemer y leía un pasaje en voz alta. A continuación, con mucho cuidado, tomaba sus medicamentos antirretrovirales. Tras tomarlos, hacía una pausa en silencio, inclinaba la cabeza y oraba.

Me pareció ser testigo de la redención: la vida en medio de la muerte. Al invocar a Jesús en su rutina diaria de tomar los medicamentos antirretrovirales, mi anfitriona se recordaba a sí misma sobre el hecho de que no estaba sola. Había depositado su fe y su confianza en Cristo, que la había salvado y la seguía salvando día tras día.

Virginia Luckett es párroco y directora del equipo de iglesias británicas de Tearfund.

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