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La importancia de la familia para los niños huérfanos

¿Qué podemos hacer para lograr un mundo donde cada niño tenga la oportunidad de crecer en el seno de una familia que le brinde amor?

Escrito por Markus Köker 2017 Disponible en Inglés, Francés, Portugués y Español

Una familia estable y afectuosa es el entorno ideal para criar a los niños. Foto: Marcus Perkins/Tearfund

Una familia estable y afectuosa es el entorno ideal para criar a los niños. Foto: Marcus Perkins/Tearfund

Un niño pequeño corretea por su barrio en la provincia de Chiang Mai (Tailandia), con una manzana en la mano

De: Niños huérfanos – Paso a Paso 101

Estudios de casos, actividades para los niños y las niñas y una emotiva entrevista sobre la experiencia de crecer en una institución para niños y niñas huérfanos

La Biblia con frecuencia habla de la compasión de Dios por los niños «sin padres» y de su deseo de dar un hogar a los desamparados (Salmos 68:6). Una buena familia es un lugar donde se vela por la protección, la alimentación y la manutención de los niños. En una familia que brinda amor, los niños aprenden importantes habilidades prácticas para la vida y tienen un sentido de pertenencia. Crecer y vivir sin una familia aumenta en gran medida nuestra vulnerabilidad.

La Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas establece: 

«…el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión». 

  • Qué significa ser huérfano

De acuerdo con la definición de Unicef, «huérfano» es un niño a quien se le ha muerto uno o ambos progenitores. Esta organización afirma que existen unos 140 millones de niños huérfanos en el mundo en base a esta definición. Sin embargo, estas estadísticas subestiman el problema y no incluyen a los «niños huérfanos sociales». Existen niños y adultos jóvenes que han perdido todo vínculo significativo con sus familias. Los niños huérfanos sociales incluyen niños vulnerables que a veces se encuentran en situación de calle, viven en un orfanato o sufren la separación de sus familias debido a la trata de personas, los conflictos u otros problemas. 

De hecho, millones de niños conocidos como «huérfanos» siguen teniendo un progenitor vivo, un abuelo u otro familiar. Según Save the Children, el 80 por ciento como mínimo de los niños que viven en orfanatos aún tienen por lo menos un progenitor vivo.

  • Cuidado residencial y pobreza

Las instituciones que brindan cuidado residencial (que incluyen los orfanatos y las casas hogar) con frecuencia se han considerado la respuesta al reto de los niños huérfanos y muchas de ellas han sido establecidas con las mejores intenciones. No obstante, algunos orfanatos se gestionan como empresas, en las que los niños se perciben como fuentes generadoras de ingresos. En ciertos casos, esto ha incentivado la trata de niños para ingresarlos a las instituciones.

En los países en desarrollo, la pobreza es, con demasiada frecuencia, la razón por la cual los niños terminan en orfanatos. Es posible que los padres o los familiares crean que en un orfanato los niños recibirán la alimentación, el refugio y la educación que a ellos les resultaría difícil proporcionarles. Los llamados «factores de atracción» aumentan el número de niños que se envía a las instituciones de cuidado residencial sin necesidad. Por ejemplo, aunque el número de niños vulnerables en Camboya ha disminuido, entre 2005 y 2010 el número de orfanatos aumentó en un 75 por ciento. Sin embargo, ningún orfanato puede proporcionar el cuidado y la crianza que se brindan con el amor y el apoyo de una familia. 

  • Los efectos negativos

Las investigaciones han demostrado claramente que el cuidado residencial a largo plazo no redunda en el interés superior de los niños. Puede afectar de forma negativa a sus vidas de maneras muy diversas: 

Graves retrasos en el desarrollo psicológico y social. Los niños carecen del cuidado y la atención individuales que necesitan. Tienen menos posibilidades de desarrollar las habilidades intelectuales, físicas, sociales y emocionales adecuadas para su edad. Además, tienen menos posibilidades de adquirir las habilidades prácticas para la vida que necesitarán para asegurar su independencia en el futuro. 

Dificultades de apego. Los niños crecen con cambios constantes de personal, voluntarios y visitas. En consecuencia, no desarrollan las relaciones sólidas y duraderas que necesitan.

Mentalidad de dependencia. En las instituciones, siempre hay alguien responsable de satisfacer las necesidades básicas de los niños y de tomar decisiones en su nombre. Los niños generalmente no tienen oportunidades de responsabilizarse de sí mismos sobre la base de una relación de confianza. Como resultado, les resulta más difícil vivir de forma independiente cuando son adultos. 

Trata y abuso. Muchas instituciones no cuentan con políticas de protección de la infancia y en algunos casos no verifican los antecedentes de los visitantes ni del personal. Por lo tanto, los niños corren peligro de ser víctimas de la trata de personas y del abuso físico y sexual. 

Separación de la sociedad. Los niños que viven en instituciones de cuidado residencial por lo general crecen separados de sus familias y de la comunidad. A menudo les resulta difícil reincorporarse a la comunidad una vez que egresan de la institución.

Los jóvenes se encuentran en una situación muy vulnerable cuando egresan del cuidado residencial y muchas instituciones no tienen estrategias para apoyarlos a lo largo de este proceso. Un estudio a largo plazo en Rusia demostró que uno de cada cinco niños huérfanos que egresa de una institución cae en la delincuencia; uno de cada siete termina en la prostitución y uno de cada diez se suicida (Judith Harwin, Children of the Russian state 1917–1995 [La infancia en el Estado ruso 1917–1995]). 

  • Enfoques más adecuados  

Un aspecto positivo es que en diversos lugares del mundo la gente está comenzando a darse cuenta de que existen enfoques más adecuados para cuidar a los niños huérfanos y vulnerables. Hay varias opciones:

Fortalecimiento de la familia. Para empezar, podemos fortalecer y apoyar a las familias para que no tengan que enviar a sus hijos a los orfanatos. Este apoyo puede incluir clases de crianza, centros de cuidado de día y actividades generadoras de ingresos. Es importante ayudar a los padres a entender que la familia es para toda la vida y que ellos normalmente pueden proporcionar una mejor educación a sus hijos que la que les puede proporcionar un orfanato.

Reunificación de los niños con sus familias biológicas. Si es posible y seguro, la mejor opción es reunificar a los niños que se encuentran en cuidado residencial con sus familias. Esta tarea implica intentar, siempre que sea posible, abordar los problemas que causaron su separación de la familia. 

Acogimiento por familiares. Si no es posible reunificar a los niños con sus familias biológicas, otra alternativa es el cuidado por familiares. Muchos niños huérfanos tienen familiares que es posible que estén dispuestos a cuidarlos, como tíos, abuelos, hermanos mayores u otros miembros de la familia extensa. A menudo es posible encontrar parientes y apoyarlos para que cuiden al niño.

Acogimiento familiar. El acogimiento familiar es el cuidado que provee una familia a un niño con el que no tiene parentesco biológico. Este tipo de cuidado puede ser una medida temporal mientras se realizan esfuerzos por reunificar al niño con su familia. A veces también es una opción a más largo plazo. En algunos países, puede ser una manera de brindar una familia permanente a un niño.

Adopción. Cuando no es posible reunificar a los niños con sus familias o parientes, puede recurrirse a la adopción, que es cuando una familia acepta de forma legal y permanente hacerse cargo de un niño que no es su hijo biológico. La adopción resulta más fácil para el niño cuando se realiza en su país. Debido a que la adopción internacional generalmente ocasiona más trastornos, la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas considera preferibles la adopción o el acogimiento familiar en el lugar donde vive el niño.

Hay veces en que el cuidado residencial es recomendable; por ejemplo, cuando un niño se encuentra en una situación de crisis mientras se exploran otras opciones. No obstante, en la mayoría de los casos esta opción debe considerarse como último recurso y no una solución a largo plazo. Si el cuidado residencial es necesario durante un tiempo, debe consistir en un entorno lo más familiar que sea posible, y en viviendas compartidas por pocas personas dentro de la comunidad en lugar de grandes orfanatos.

Quienes estén encargados del cuidado de un niño deben estudiar esta serie de opciones de cuidado alternativo para determinar cuál es la que responde mejor al interés superior del niño. 

  • Las polítical nacionales están cambiando   

Actualmente cada vez más países están poniendo en práctica estas ideas sobre el cuidado alternativo y convirtiéndolas en sus políticas oficiales. Por ejemplo, en 2012 Camboya anunció una nueva política dirigida a evitar el envío de los niños a instituciones y dar prioridad al acogimiento en familia. Además de ser más conveniente para los niños, estos principios tienen sentido desde el punto de vista financiero. En Uganda, por ejemplo, un estudio demostró que el costo de un orfanato es catorce veces superior al del acogimiento de los niños dentro de la comunidad (Unicef).

  • Qué podemos hacer  

La Iglesia puede desempeñar un papel clave en los esfuerzos por cambiar la manera en que cuidamos a los niños huérfanos y vulnerables. El movimiento World Without Orphans ha unido a los cristianos, las iglesias y las organizaciones del mundo para trabajar en conjunto hacia el acogimiento en el seno de una familia. Comenzando por Ucrania, la organización ha iniciado movimientos nacionales en más de 26 países. Como resultado de su trabajo, el número de ños al cuidado de una familia de acogimiento o adoptados a nivel local ha aumentado.

Existen varias cosas que los individuos, las iglesias o las organizaciones pueden hacer para mejorar el cuidado de los niños huérfanos. Los individuos pueden considerar convertirse en padres de acogimiento o adoptivos, y animar a los demás a seguir su ejemplo. Las iglesias pueden desarrollar programas para fortalecer a las familias y apoyar a los niños huérfanos en sus instituciones y comunidades. Los directores de los centros de cuidado residencial pueden explorar vías de transición hacia la prestación de servicios de fortalecimiento de las familias y la comunidad. Todos podemos abogar por que nuestros Gobiernos adopten políticas que prioricen el acogimiento en el seno de una familia. Al unirnos con otras personas que comparten la misma visión, podemos trabajar por lograr un mundo donde todos los niños tengan la oportunidad de crecer con el amor de una familia. 

World Without Orphans Sitio web: www.worldwithoutorphans.org
Correo electrónico: [email protected]


Problema espinoso 

Pregunta: «si un orfanato se gestiona como una familia, ¿seguiría representando un problema para los niños?» 

Respuesta: algunos orfanatos intentan proporcionar un cuidado «de tipo familiar». En algunos casos, se encargan solo de un pequeño número de niños. En otros, forman «grupos familiares» de niños a cargo de un cuidador en hogares más pequeños dentro de un recinto. Aunque estas opciones son mucho mejores que las grandes instituciones, tampoco reemplazan a la familia en sentido estricto.

Incluso en los pequeños orfanatos de tipo familiar se producen cambios de personal y las reglas y rutinas son más inflexibles que las que hay en una familia. Los orfanatos que se organizan en pequeños hogares dentro de un recinto igualmente establecen sus propias comunidades. No colocan al niño en una verdadera comunidad y en la sociedad más amplia. Este hecho afecta a los jóvenes cuando egresan del orfanato. Los orfanatos cuidan a un gran número de niños a lo largo de los años. No pueden ser padres de todos esos niños durante cada una de las etapas de sus vidas.

Los efectos negativos de crecer en una institución pueden reducirse en entornos de tipo familiar, pero no se eliminan necesariamente. Por lo tanto, aunque el cuidado residencial de tipo familiar es mejor que el cuidado en una institución grande, sigue sin ser la mejor opción cuando es posible conseguir un acogimiento apropiado en familia o la comunidad.

Respuesta adaptada del documento de preguntas frecuentes de ACCI Kinnected. 

Si tiene un problema espinoso en el que la comunidad de Paso a Paso podría serle útil, contáctenos.

Escriba a: The Editor, Footsteps, 100 Church Road, Teddington, TW11 8QE, Reino Unido 

[email protected]

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Escrito por  Markus Köker

Markus Köker es director de programas internacionales de Tearfund Irlanda. Sitio web: www.tearfund.ie Correo electrónico: [email protected]

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