San Francisco, ubicado en el cinturón de pobreza de Guayaquil, Ecuador, es un barrio con altos niveles de delincuencia y escaso acceso a servicios básicos. En Ecuador, seis de cada diez mujeres sufren violencia de género. En San Francisco, domina la cultura machista: en una reciente encuesta, el 71 % de los hombres afirmaron que se enojan si sus esposas salen sin permiso.
Mujeres Valientes y Emprendedoras
En 2016, la organización Paz y Esperanza comenzó a crear conciencia sobre la violencia contra las mujeres, las niñas y los niños en San Francisco. Al cabo de un año, la organización capacitó a 30 mujeres fuertes y de confianza que seleccionó junto con la comunidad para convertirse en una fuerza para el cambio a largo plazo. La mayoría de las mujeres de este grupo, al que llamaron Mujeres Valientes y Emprendedoras, pertenecen a las iglesias locales. Muchas viven en la pobreza extrema y tienen un bajo nivel de instrucción.
Con el apoyo de Paz y Esperanza, las mujeres desarrollaron su capacidad de liderazgo y sus habilidades de incidencia. Aprendieron sobre cómo funciona la justicia, acerca de las leyes de prevención de la violencia y a crear campañas de concientización. Además, realizaron actividades prácticas, como visitas a los juzgados.
«Las mujeres de mi comunidad son muy indefensas y violentadas», asegura Rita Moreira, lideresa del grupo. «Pero ahora somos 30 mujeres que tenemos la valentía de sentarnos frente a autoridades, exigir nuestro derecho a una vida libre de violencia e incidir en la justicia. Esto ha cambiado el futuro de San Francisco».
Hablar abiertamente en FAVOR de Claudia
En agosto de 2018, el grupo tuvo la oportunidad de poner sus conocimientos y habilidades en práctica. Claudia*, joven madre de San Francisco, fue secuestrada, golpeada y violada. Cuando logró escapar, acudió directamente a la Policía de San Francisco, donde el policía de turno se negó a ayudarla, diciendo que ese no era el lugar para denunciar el incidente. Claudia luego fue al Juzgado de Familia, donde le dijeron que no podían encargarse de su caso porque no se trataba de violencia doméstica, sino de una violación. Posteriormente, acudió a la Policía Judicial, a muchos kilómetros de distancia, donde solo le ofrecieron una cita para una evaluación psicológica varios meses más tarde.
Desesperada por conseguir ayuda, Claudia se contactó con Paz y Esperanza, que la puso en contacto con el grupo Mujeres Valientes y Emprendedoras. En vista de la escandalosa incompetencia del sistema judicial, las mujeres decidieron acudir a los medios de comunicación. Se pusieron en contacto con el noticiero de mayor credibilidad y popularidad de la ciudad, que de inmediato informó sobre el caso. A los cinco minutos, la general de policía, Tania Varela, se comunicó con Paz y Esperanza para informarse en más detalle sobre el incidente y el mismo día se reunió con el grupo Mujeres Valientes y Emprendedoras.
Extraordinarios resultados
Tras varias reuniones con diferentes funcionarios, el grupo de mujeres logró lo siguiente:
- La general de policía se disculpó y prometió realizar mejoras.
- Claudia recibió protección policial las 24 horas.
- El policía que se negó a ayudar a Claudia fue despedido.
- Se destinaron más policías a San Francisco, se crearon las rondas policiales comunitarias y se instalaron botones de pánico en los hogares.
- La general de policía le pidió a Paz y Esperanza que capacitara al personal de policía en prevención de la violencia e igualdad de género.
El caso de Claudia ahora se está tramitando debidamente y se espera que su agresor pronto sea llevado ante la justicia.
* El nombre se cambió para proteger la identidad.
Ideas para aprovechar este artículo
- ¿Existe una organización como Paz y Esperanza en su comunidad a la que pueda solicitar capacitación en incidencia y violencia sexual y de género?