El medio ambiente es nuestro patrimonio. Es nuestro para que lo cuidemos y lo pasemos a nuestros hijos. La creación de Dios es un equilibrio maravilloso de la naturaleza. Cuando interferimos con este equilibrio, a menudo nos es imposible comprender los efectos que podemos llegar a causar. Sin embargo, lo que si se vuelve cada vez más claro es que el daño ambiental en todo el mundo amenaza con afectar seriamente a la creación de Dios y a nuestras vidas. Los daños ambientales los podemos ver a través del mundo: bosques que han sido cortados y quemados, contaminación industrial, la erosión del suelo, desiertos que se van extendiendo, cambios en el clima, un aumento en la temperatura global – y la lista sigue. Nuestro uso de los recursos de Dios, sin embargo, puede estar en armonía con la naturaleza – no es necesario que seamos destructores.
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