El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se ha cobrado más de 32 millones de vidas y continúa siendo un asunto de salud pública mundial muy trascendente. Sin embargo, gracias a que hoy en día la enfermedad puede prevenirse, diagnosticarse, tratarse y atenderse de forma eficaz, la mayoría de las personas con VIH pueden llevar vidas largas y sanas.
Apoyo a las madres
Cuando el VIH llegó a Zambia hace ya más de 30 años, su impacto en la salud materno-infantil fue devastador.
En una comunidad urbana de Lusaka, el 25 % de las madres dieron VIH positivo. Tuvieron muchas complicaciones durante sus embarazos y sus bebés nacieron prematuros y pequeños. Más de un tercio de estas madres transmitió el VIH a sus bebés. Esto provocó altos niveles de enfermedades infantiles y malnutrición, y ocasionó la muerte de muchos niños y niñas. Fue una época extremadamente difícil y dolorosa.
Creamos varios proyectos y armamos una extensa campaña nacional de prevención y concientización del VIH. Con el tiempo, la tasa de incidencia de VIH entre las madres se redujo al 12 %. Los análisis de rutina en los centros de atención prenatal y el tratamiento del VIH durante el embarazo y con posterioridad al parto bajaron la tasa de transmisión de madre a hijo a menos de 10 %.
Pero el problema del estigma no era menor. Las madres tenían miedo de decirles a sus parejas que les habían diagnosticado VIH, aun cuando por lo general, eran sus parejas mismas quienes las habían infectado. Establecimos un servicio de cuidado, apoyo y terapia confidencial, y la proporción de madres que aceptaban el tratamiento aumentó de forma constante. El año pasado, más del 80 % de las madres que necesitaban terapia antirretroviral a largo plazo siguió el tratamiento con regularidad.
Para todo esto, había que realizar una enorme cantidad de análisis de laboratorio y contar con personal cualificado y medicamentos antirretrovirales. Afortunadamente, recibimos buen apoyo del Gobierno y de organizaciones internacionales. Hoy en día, el control del VIH durante el embarazo está incorporado en el programa nacional de salud materno-infantil del Gobierno de Zambia.
Dr. Lackson Kasonka, University Teaching Hospital, Lusaka, Zambia
Amor en acción
Celebrábamos nuestra primera reunión y entre los invitados estaba Livia, de seis años de edad. Los padres de Livia murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida, y Livia contrajo VIH a través de la leche materna.
Yo estaba sirviendo un refrigerio y desde la cocina vi que Livia estaba jugando con mi hija, que tenía cuatro años. En ese momento, no sé por qué, sentí la necesidad de hacer que mi hija dejara de jugar con ella. Tardé unos cuantos segundos en reaccionar y darme cuenta de que mi miedo era infundado.
Soy facilitador de Patsida, en Sucre, Bolivia, y también pastor de una pequeña iglesia. El programa de Patsida capacita a los facilitadores de iglesias para hablar sobre asuntos de salud sexual en sus congregaciones, escuelas, instituciones de educación superior y la comunidad en general. Su objetivo es derribar las barreras del silencio y la discriminación, y abrir el camino para que las personas más vulnerables de nuestras comunidades obtengan ayuda y apoyo.