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Artículos

Vivir con VIH

Tres personas de distintas partes del mundo reflexionan sobre lo que el VIH significa para ellas

2021 Disponible en Inglés, Portugués, Español y Francés

Cynthia, Buseje y Ateefah se desempeñan como madres compañeras en la organización socia de Tearfund LISAP, en el norte de Malaui. Ellas ayudan a las madres que viven con VIH a reducir el riesgo de transmisión del virus a sus bebés. Foto: Rehema Figueiredo/Tearfund

Dos mujeres, con las manos debajo de una llave de agua comunal de una escuela en Nepal, sonríen entre ellas

De: Enfermedades transmisibles – Paso a Paso 112

Cómo reducir la propagación y el impacto de las enfermedades que se transmiten de una persona a otra

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se ha cobrado más de 32 millones de vidas y continúa siendo un asunto de salud pública mundial muy trascendente. Sin embargo, gracias a que hoy en día la enfermedad puede prevenirse, diagnosticarse, tratarse y atenderse de forma eficaz, la mayoría de las personas con VIH pueden llevar vidas largas y sanas.

Apoyo a las madres

Cuando el VIH llegó a Zambia hace ya más de 30 años, su impacto en la salud materno-infantil fue devastador.

En una comunidad urbana de Lusaka, el 25 % de las madres dieron VIH positivo. Tuvieron muchas complicaciones durante sus embarazos y sus bebés nacieron prematuros y pequeños. Más de un tercio de estas madres transmitió el VIH a sus bebés. Esto provocó altos niveles de enfermedades infantiles y malnutrición, y ocasionó la muerte de muchos niños y niñas. Fue una época extremadamente difícil y dolorosa.

Creamos varios proyectos y armamos una extensa campaña nacional de prevención y concientización del VIH. Con el tiempo, la tasa de incidencia de VIH entre las madres se redujo al 12 %. Los análisis de rutina en los centros de atención prenatal y el tratamiento del VIH durante el embarazo y con posterioridad al parto bajaron la tasa de transmisión de madre a hijo a menos de 10 %.

Pero el problema del estigma no era menor. Las madres tenían miedo de decirles a sus parejas que les habían diagnosticado VIH, aun cuando por lo general, eran sus parejas mismas quienes las habían infectado. Establecimos un servicio de cuidado, apoyo y terapia confidencial, y la proporción de madres que aceptaban el tratamiento aumentó de forma constante. El año pasado, más del 80 % de las madres que necesitaban terapia antirretroviral a largo plazo siguió el tratamiento con regularidad.

Para todo esto, había que realizar una enorme cantidad de análisis de laboratorio y contar con personal cualificado y medicamentos antirretrovirales. Afortunadamente, recibimos buen apoyo del Gobierno y de organizaciones internacionales. Hoy en día, el control del VIH durante el embarazo está incorporado en el programa nacional de salud materno-infantil del Gobierno de Zambia.

Dr. Lackson Kasonka, University Teaching Hospital, Lusaka, Zambia

www.uth.gov.zm

Amor en acción

Celebrábamos nuestra primera reunión y entre los invitados estaba Livia, de seis años de edad. Los padres de Livia murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida, y Livia contrajo VIH a través de la leche materna.

Yo estaba sirviendo un refrigerio y desde la cocina vi que Livia estaba jugando con mi hija, que tenía cuatro años. En ese momento, no sé por qué, sentí la necesidad de hacer que mi hija dejara de jugar con ella. Tardé unos cuantos segundos en reaccionar y darme cuenta de que mi miedo era infundado.

Soy facilitador de Patsida, en Sucre, Bolivia, y también pastor de una pequeña iglesia. El programa de Patsida capacita a los facilitadores de iglesias para hablar sobre asuntos de salud sexual en sus congregaciones, escuelas, instituciones de educación superior y la comunidad en general. Su objetivo es derribar las barreras del silencio y la discriminación, y abrir el camino para que las personas más vulnerables de nuestras comunidades obtengan ayuda y apoyo.

Los facilitadores y voluntarios de Patsida transmiten mensajes sobre salud sexual a través de dramatizaciones, danzas y canciones. Foto: OESER Bolivia

Yo había ido a hablar a una iglesia acerca del VIH y una persona se me acercó sigilosamente y me preguntó si estaría dispuesto a visitar a una niña al hospital para orar por ella. Al día siguiente, fuimos a verla. Livia estaba sola en un cuarto, muy delgada y con una infección que no quería irse. El único familiar que estaba dispuesto a cuidarla era una tía muy mayor.

Esta experiencia cambió mi perspectiva. Me empecé a centrar en la necesidad de amor, aceptación y apoyo que tiene cada individuo. Hablé con mi esposa y algunos amigos de la iglesia y decidimos invitar a gente que vive con VIH a reunirse cada dos semanas en nuestra casa.

Al principio, algunos estaban en contra del plan; incluso, algunas personas abandonaron la iglesia. Sin embargo, perseveramos y ahora somos mucho más sensibles como congregación a las necesidades de nuestra comunidad, en particular, las de las personas que viven con VIH.

Livia está recibiendo el tratamiento que necesita y su salud ha mejorado mucho. Juega con mi hija con frecuencia y se han hecho buenas amigas. Nosotros, como padres, ya no tenemos miedo, y queremos y aceptamos a Livia, así como queremos y aceptamos a todos nuestros amigos.

Pastor Eduardo Sotomayor, Patsida, Bolivia 

El programa Patsida está a cargo de la Organización para la Educación y el Servicio a la Comunidad (OESER). 

www.oeserbolivia.org

Esperanza y un futuro

Es muy fácil caer en conductas riesgosas. Antes de que te des cuenta, has puesto a tu familia en peligro. Yo solía inyectarme drogas y usar jeringas usadas. Ahí empezaron nuestros problemas.

Hace varios años, mi esposa se enfermó de gravedad. En el hospital, su análisis de VIH dio positivo. Pedí ayuda a un grupo de iglesias locales llamado NJSS (Nawa Jeewan Samaj Sewa: Organización al Servicio Nueva Vida). Ellos ayudaron a mi esposa, quien recobró su salud. Luego, llevé a mis hijos a hacerse la prueba del VIH y descubrimos que también eran positivos. NJSS nos proporcionó atención terapéutica y todos hemos aprendido a vivir con la enfermedad.

Las iglesias en Nepal marcan el camino para derribar las barreras del estigma y la discriminación, brindando amor y cuidando de las personas que viven con VIH. Foto: Ralph Hodgson/Tearfund

La comunidad nos dio la espalda y caímos en la pobreza. No teníamos suficiente para comer. Vivíamos en una pequeña choza provisoria hecha de adobe que se volvió inhabitable, en particular durante la temporada de lluvias. A veces, nos instalábamos en la galería de la casa de un vecino.

Volví a contactar a NJSS y les expliqué nuestros problemas. Veinticinco miembros de una iglesia local vinieron a construir una casa de dos ambientes para mi familia. Recolectaron materiales de construcción donados y ellos mismos realizaron todo el trabajo. Eso es lo que se llama verdadero amor en nombre de Jesús. También me dieron un carrito para que pudiera ganarme la vida y mantener a mi familia. Ahora, mis hijos van a la escuela y mi hija quiere ser médica cuando sea grande.

Suelo compartir mi historia con grupos comunitarios y he visto que algunos vecinos han cambiado sus actitudes respecto de las personas que viven con VIH y sida. Estoy muy agradecido a NJSS, la iglesia y Dios por haberle dado a mi familia esperanza y un futuro.

Raju, Nepal

www.umn.org.np/partners/njss

Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)

El VIH debilita el sistema inmunológico y hace que las personas contraigan infecciones, cáncer y otras enfermedades con más facilidad. La fase más avanzada de la infección por VIH es el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

El VIH ahora puede diagnosticarse mediante pruebas rápidas cuyos resultados están disponibles en el día. Esto permite que las personas puedan recibir el tratamiento y la atención que necesitan con rapidez. Todavía no existe una cura para la infección por VIH, pero el virus puede controlarse con una terapia antirretroviral efectiva y evitarse la transmisión a otras personas.

El VIH puede transmitirse a través de fluidos corporales como la sangre, la leche materna, el semen y las secreciones vaginales. También puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo y el parto. El riesgo de transmisión de madre a hijo puede eliminarse casi por completo si ambos reciben tratamiento antirretroviral lo antes posible durante el embarazo y el período de lactancia.

El contagio no se produce mediante el contacto normal diario, lo que incluye besos, abrazos, darse la mano y compartir objetos, alimentos o agua.

La tuberculosis es la principal causa de muerte en las personas que viven con VIH, pero, si se la detecta de forma temprana y se la trata de forma oportuna, estas muertes pueden evitarse. La prueba para detectar la tuberculosis debe poder hacerse en los centros de atención de VIH, y la prueba de detección del VIH debe ofrecerse a todos los pacientes con tuberculosis.

Lectura adicional

Helping children live with HIV
Susan McCallister, Zoe Marinkovich y Todd Jailer

Esta guía en inglés, tiene como fin ayudar a que las comunidades afectadas por VIH velen por el bienestar y el sano desarrollo de los niños y las niñas. Puede descargarse de forma gratuita en  hesperian.org/books-and-resources También puede solicitar copias impresas por correo electrónico escribiendo a [email protected] o por correo postal a Hesperian, 1919 Addison Street, Suite 304, Berkeley, CA, 94704, USA.

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