«Cada vez que pienso en mi grupo, el amor y la hermandad llenan mi corazón de alegría. Nunca olvidaré lo que las integrantes del grupo han hecho por mí. Creo que, pase lo que pase en mi vida, lo superaré con mis ahorros», comparte Tsige Yiluma de Etiopía.
Con ocho hijos que cuidar y su esposo postrado en cama debido a un accidente automovilístico, Tsige enfrentaba una responsabilidad tremenda y aterradora. Al tener que sobrevivir con solo 117 birr (1 USD) al día, la familia tenía poca comida y los niños y niñas a menudo iban a la escuela con hambre.
Desesperada, Tsige solicitó un préstamo a un prestamista, pero la alta tasa de interés y la falta de ingresos regulares hicieron que esta opción fuera insostenible.
Al empezar a trabajar como obrera, Tsige conoció a miembros de la Iglesia Kale Heywet, socia de Tearfund. Ellos la animaron a unirse a un grupo de autoayuda y comenzó a ahorrar una pequeña cantidad de dinero cada semana.
Con la ayuda del grupo, Tsige obtuvo un préstamo que le permitió vender harina de garbanzos, harina de avena, harina de cebada y pimientos. Comenzó a pagar sus deudas a los prestamistas, pero una fractura de muñeca le impidió trabajar durante varias semanas.
El grupo la rodeó de amor y cariño y la ayudaron con el cuidado de sus niños y niñas hasta que pudo volver a trabajar.
Con esfuerzo y determinación, Tsige pagó todas sus deudas y ahora dirige un negocio próspero.
Comienzos modestos
En 2002, la Iglesia Kale Heywet introdujo los grupos de autoayuda en Etiopía, basándose en el modelo aprendido de la India.
Inicialmente, se formaron cinco grupos con unos 100 miembros en total. Los miembros decidieron ahorrar tan solo 1 birr por semana, lo que les permitió, en poco tiempo, solicitar pequeños préstamos para cubrir necesidades del hogar o invertir en sus emprendimientos.
El entusiasmo por el enfoque creció rápidamente, y al final del primer año había 34 grupos. Desde entonces, el número de grupos no ha dejado de crecer, y ahora hay miles de grupos en al menos 20 países.
Cada semana, los grupos se reúnen para ahorrar, debatir problemas, buscar soluciones colectivas y fortalecer relaciones basadas en confianza y apoyo mutuo.
Muchos de estos grupos están conformados exclusivamente por mujeres, mientras que otros son mixtos o integrados únicamente por hombres. Los grupos se financian completamente con los ahorros de sus miembros.