La generación de ingresos y las cooperativas
Leer 2 Tesalonicenses 3:6–13.
El apóstol Pablo estaba sumamente preocupado por un comentario de que algunos miembros de la iglesia de Tesalónica estaban ociosos, no se dedicaban a trabajar, sino más bien se dedicaban a asuntos impropios, por ejemplo, interviniendo en actividades ajenas (v 11). Esta situación creaba una mala influencia dentro de la comunidad que eventualmente tenía que acarrear la carga de proveer para los ociosos (1 Tes 4:2). Entonces, Pablo, tomándose a sí mismo y a sus amigos como modelos, intenta animar a los Tesalonicenses a trabajar juntos para generar ingresos y de esta manera vivir de sus propios recursos (v 12). Veamos cuáles son las características de Pablo como modelo para nosotros.
- Aunque Pablo, como apóstol, estaba autorizado a recibir ingresos de las iglesias que él había fundado (v 9), presenta como ejemplo el sostén propio por medio de un arduo trabajo. El y sus compañeros trabajaban día y noche en lugar de ser una carga para la iglesia (1 Tes 2:9).
- Pablo generó ingresos trabajando en lo que tenía experiencia y técnica. Había sido capacitado para confeccionar tiendas (en particular el uso del cuero en la elaboración de tiendas) así que se dedicó a este trabajo en Corinto (Hechos 18:3). Nosotros debemos reconocer nuestros dones y talentos y usarlos para proveer ingresos.
- Pablo trabajó con otras personas de la misma profesión. Se integró a una pareja, Aquila y Priscilla, y trabajó con ellos (Hechos 18:1-3, 2 Tes 3:9 ‘trabajamos día y noche’).
- El trabajo de Pablo lo financió tanto a él como a sus compañeros (Hechos 20:34). Además tuvo una preocupación profunda por los pobres y necesitados. Animó a los Efesios a trabajar para poder dar a los necesitados (Efesios 4:28). Pablo había motivado a las iglesias de los Gentiles a que aporten con donaciones para los pobres en Jerusalén (Rom 15: 26–27).
Así también nosotros, como el pueblo de Dios, somos llamados a trabajar arduamente, usando nuestras habilidades y a generar ingresos en forma individual y colectiva para poder financiarnos nostros mismos y a los más necesitados, ya sean nuestros obreros cristianos o los pobres.
Los esfuerzos que generen ingresos y que sean cooperativistas son muy importantes para el bienestar de las familias. En el mundo moderno es fácil ignorar nuestras responsabilidades de familia, aún cuando estemos ayudando a los pobres. Los padres deben proveer para sus hijos (2 Cor 12:24) mientras que los hijos deben retribuir este apoyo a sus padres ancianos (1 Tim 5:4).
Será imposible mantenernos a nosotros mismos, a nuestras familias, a la iglesia y a nuestra comunidad si no desarrollamos el hábito de ahorrar una pequeña parte de nuestros ingresos. Por el contrario, si no ahorramos, nuestros esfuerzos en el trabajo serán en vano. Si José no hubiese almacenado comestibles durante los siete años de plenitud, él y su pueblo en Egipto y Canaan no hubieran podido sobrevivir los años de hambruna (Genesis 41: 33-57). Los esfuerzos cooperativistas con miras al ahorro pueden crear un comunidad próspera. Es por esta razón que tenemos en muchos lugares bancos y empresas financieras cooperativistas que ofrecen planes de ahorro y que distribuyen dinero ahorrado por la comunidad en programas de bienestar comunitario. Si trabajamos arduamente para generar ingresos y usamos las facilidades para ahorrar nuestros recursos, posiblemente podremos superar injusticias y desigualdad económica.
por el Dr Jey Kanagaraj