por Steve Finamore.
Los programas de crédito están cobrando cada vez más importancia. Son un instrumento muy útil para fomentar el desarrollo, pero pueden tener sus inconvenientes. Y aún cuando funcionan bien, no proporcionan la respuesta a todos los problemas que enfrentan los pobres.
Uno de sus principales propósitos es el de generar ingresos, sea para las comunidades, familias o individuos. Sin embargo, no debe considerarse la generación de ingresos como su único fin. También son objetivos importantes el logro de la autosuficiencia y el mejoramiento de las condiciones de vida.
Tradicionalmente, muchas organizaciones de desarrollo han promovido la generación de ingresos mediante talleres y programas de capacitación. Estos no siempre tienen éxito. A menudo ignoran la situación existente en la economía local. Por ejemplo, pueden seguir capacitando a carpinteros y costureras aún después de haberse satisfecho la demanda local para estos oficios.
Los programas de crédito tienen las mismas metas que otros programas de generación de ingresos, pero sufren menos desventajas. Son mucho más sensibles a la economía local. En principio, no deberían crear dependencia porque son autosuficientes.
Cómo funcionan
Existen varios sistemas. Todos cuentan con un fondo (generalmente dinero, pero a veces otros recursos, como semillas), provisto por un donante o fruto de los ahorros de los integrantes de un grupo. Los recursos del fondo se prestan a individuos o grupos; cuando éstos devuelven lo prestado, queda disponible para ser prestado nuevamente. En teoría, estos programas podrían durar años sin requerir nuevos aportes de los donantes, y por ello les resultan atractivos a las organizaciones de ayuda. También tienen su atractivo para sus beneficiarios. Ya no están recibiendo dádivas; pueden montar sus propias empresas y utilizar los recursos como mejor les parezca.
Mantenimiento del fondo
Para que la cantidad de dinero en el fondo de crédito se mantenga invariable, los intereses y los aranceles administrativos deben ser suficientes para cubrir todos los costos del programa. Los riesgos más importantes son las deudas inpagas dinero prestado que no se puede repagar) y la reducción del valor del fondo por la inflación o la devaluación de la moneda. A veces también deben cubrirse con los aranceles los salarios del personal y otros costos. El fondo sólo será autosuficiente en la medida en que se cubra la totalidad de los costos.
El mantenimiento del fondo de crédito es una prioridad importante. Sin embargo, si esto se convierte en la única forma de medir su éxito, se producirán ciertas consecuencias. Por ejemplo, esta prioridad puede contradecir el propósito inicial de fomentar el desarrollo de los pobres. La manera más eficaz de mantener un fondo es otorgar préstamos grandes, de bajo riesgo, a la gente que se acerca a una oficina central. En otras palabras, actuar casi como un banco.
Generalmente, los bancos consideran que prestarles a los pobres es muy arriesgado. No tienen con qué garantizar la recuperación de un préstamo en caso de que el prestatario no llegue a devolverlo. También prefieren préstamos pequeños. Algunos bancos comunitarios para mujeres no prestan más de $50 por solicitante. Si uno le presta $10.000 a una persona, sus costos administrativos serán menores que si les presta $50 a cada una de 200 personas. Además, los programas de crédito para beneficiar a los pobres exigen gastos adicionales en personal. Deben ser promovidos allí donde vive la gente, generalmente mediante capacitación, reuniones y visitas. Estos costos (que los bancos no incurren) deben ser cubiertos por un programa de crédito autosuficiente en beneficio de los pobres.
Por lo tanto, contar con un fondo sostenible es un objetivo valioso para un programa de crédito, pero no debiera ser la prioridad máxima. Si lo fuese, entrará en contradicción con el objetivo principal de promover el desarrollo de los pobres.
Tipos de programas de crédito
1 Bancos comunitarios Estas son agrupaciones pertenecientes a una comunidad que se reúnen periódicamente para conceder préstamos de un fondo compartido, y para efectuar sus pagos y depositar sus ahorros.
Auxilio Mundial Honduras tiene un buen ejemplo de un exitoso banco comunitario para mujeres. La idea del banco se promueve en reuniones que se realizan cada tarde durante una semana en la iglesia local. Se elige una comisión entre las mujeres de la localidad. Auxilio Mundial aporta un fondo de $50 por cada miembro, y cada integrante puede obtener un préstamo de ese monto. Este debe amortizarse en 16 reuniones semanales sucesivas, pagando un interés de 3%. Se alienta a las integrantes a depositar sus ahorros a la vez que pagan las cuotas de sus préstamos. Estos ahorros se colocan en cuentas separadas. Si una o más personas no cumplen con el pago de sus cuotas, los demás integrantes del banco se hacen responsables.
Las mujeres usan los préstamos de diversas maneras. Algunas cocinan y venden tortillas, otras compran y venden cosméticos. Hay quienes invierten el dinero en el negocio familiar.
El ciclo de préstamos y amortizaciones continúa durante cinco años, aunque las integrantes están en libertad de retirarse en cualquier momento. En este lapso las mujeres adquieren experiencia en la conducción de reuniones y sobre cómo llevar sus cuentas. También pueden acumular ahorros sustanciales que, si quieren, pueden utilizarse para seguir sosteniendo al banco una vez que cesa el apoyo de Auxilio Mundial.
En 1994 este programa tenía 113 bancos con 4.000 miembros. Ni uno solo fracasó. Auxilio Mundial espera duplicar la cantidad de bancos. El programa genera confianza entre las mujeres. Además, las reuniones semanales les ofrecen la oportunidad de invitar disertantes. Pueden aprender sobre nutrición y salud, a leer, escribir, contar, o llevar a cabo cursos bíblicos.
2 Grupos solidarios Estos programas alientan a quienes quieren pedir préstamos a formar grupos solidarios, donde el conjunto garantiza las deudas de cada uno. Esto excluye a quienes no son considerados de confianza en la comunidad.
En Guatemala, ASIDE está ayudando a grupos de pequeños agricultores a liberarse de la explotación por parte de terratenientes acaudalados que tradicionalmente compran toda su producción en la época de la cosecha, cuando los precios están bajos, para venderla luego, cuando los precios aumentan. ASIDE otorga préstamos a pequeños agricultores para que éstos no se vean forzados a vender inmediatamente después de la cosecha. Ahora la pueden almacenar y vender cuando suben los precios. De esta forma pueden amortizar el préstamo y disfrutar de ingresos más altos.
3 Préstamos personales Por lo general, la persona tiene que presentar una garantía para el préstamo, como por ejemplo, tierra o maquinaria que se pueda vender si el préstamo no se puede cancelar.
En Lima un carpintero pudo comprar una sierra eléctrica. Esta aumentó mucho la eficiencia de su taller. Actualmente, emplea a otras personas en su negocio.
Preguntas para discutir
- ¿Es posible que los programas de crédito sean autosostenibles y a la vez sirvan a los más pobres? ¿A cuál habría que darle más prioridad?
- Dada la enseñanza de la biblia sobre el interés (Deuteronomio 23:19): ¿Es justo cobrar más interés que el que cobran los bancos comerciales?
- Dada la enseñanza de la biblia sobre las promesas (Exodo 22:25–27), ¿Cómo habría que recuperar las deudas que no se han pagado?
- ¿Cómo se pueden vincular los programas de crédito con el testimonio cristiano, dadas las dificultades que tienen los programas manejados por la iglesia?
- ¿Es éticamente correcto otorgar préstamos a negocios en el sector informal (no registrados)?
- ¿Cómo se tendría que asesorar la eficacia de los programas de crédito: por el número de empleos creados, por el fondo sostenido, por el aumento en el ingreso familiar o por otros beneficios?
Los programas de crédito que estén bien planificados y administrados y que hayan establecido claramente sus prioridades principales, pueden llegar a ser uno de los instrumentos más efectivos para promover el desarrollo entre los pobres.
Steve Finamore trabaja como consultor de programas de crédito para Tearfund y tiene varios años de experiencia trabajando en Perú. Se le puede contactar: a/c Latin American Desk, Tearfund, 100 Church Road, Teddington, Middlesex, TW11 8QE, Inglaterra.