por Beatrice Akoth Obbo.
Kampala es una ciudad edificada sobre siete colinas que cuenta con áreas abiertas y llenas de árboles. Pero, en medio de toda esta belleza, vive el problema de los niños de la calle.
Al amanecer, mientras sus semejantes se preparan para ir a la escuela, los niños de la calle tiritan bajo las cajas de cartón que usan para protegerse contra el frío en las terrazas donde pasan las noches. Para el desayuno se reúnen alrededor de los grandes tachos de basura donde compiten con gatos, buitres y cigüeñas para la ración de comida del día.
Comienzan su día mendigando. Esperan en la calle principal de Kampala al lado del correo, para ver si tienen suerte con la gente que pasa. Cuando no consiguen nada mendigando en forma pacífica, acuden al hostigamiento, corriendo detrás de los peatones, tirándoles de la mano, de la ropa, o de los bolsos hasta que les dan algo. Cuando surge la oportunidad, ratean.
En el mercado principal de Owino, los niños caminan vendiendo bolsas de plástico para las compras. Ganan dinero acarreando bolsas. Para las niñas es más difícil vender su mano de obra y por lo general, la única opción que les queda es ofrecer sus cuerpos para tener un ingreso. Están expuestas a la avaricia de los hombres quienes se aprovechan de sus circunstancias y las fuerzan a tener relaciones sexuales (por lo general, sin ningún tipo de protección) a cambio de algo para comer o algún sitio donde pasar la noche. A veces estos hombres les dan algo de dinero que ellas invierten en pequeños negocios tales como la venta de maní tostado, frijoles de soja, caramelos y bananas.
Durante la noche, los niños hacen fogatas cerca de los tachos de basura para mantenerse calientes mientras comen opio, fuman marihuana o aspiran los solventes de pinturas y pegamentos. Estas costumbres les ayudan a soportar las condiciones difíciles en las cuales tienen que vivir.
Uganda aún no ha comenzado a estudiar seriamente los problemas que enfrentan estos niños. La fuerte estructura tradicional de la familia africana ha significado que hasta hace poco los niños abandonados no existían. La mayoría se encuentra en la calle debido a la guerra civil y a la epidemia de SIDA que sacudió a Uganda dejando a muchos huérfanos.
La dirección de Beatrice Obbo es: PO Box 7009, Kampala, Uga