por Simon Batchelor.
Ha habido gran cantidad de discusión en los círculos académicos acerca de cómo aprenden los adultos. La gente que trabaja en el desarrollo está cada vez más influenciada por los escritos del educador de adultos brasileño Paulo Freire, quien ha sugerido que la educación no es nunca neutral. Cuando un profesor enseña, lleva a la gente ya sea a adaptarse a la sociedad o a la liberación. Continuó afirmando que la gente aprende mejor a través del análisis crítico de su propia realidad que absorbiendo los conocimientos de los ‘expertos’.
Esto se puede aplicar a la educación de adultos, incluida la alfabetización, haciendo que la gente reflexione sobre un problema y luego se ponga en acción. Comienza entonces un ciclo de reflexión, acción, reflexión, acción (a veces llamado praxis) que se considera el centro del aprendizaje.
La solución de los problemas
La razón por la cual este tipo de aprendizaje funciona es que la mayoría de la gente (pobres y ricos) sólo reflexionan y se ponen en acción respondiendo a cuestiones sobre las que tienen ideas firmes y que tienen importancia para ellos en ese momento. Buscarán informaciones y conocimientos si ésto les ayuda a resolver un problema. Podrán entonces aplicar estos conocimientos aprendiendo nuevas habilidades. Incluso su actitud se verá afectada. La reflexión que lleva a la acción a los pobres a menudo conduce a un despertar sobre su propia condición, de manera que los capacita para transformar su estándar de vida, su medio ambiente y la sociedad en su conjunto.
Mucha gente ha adoptado estas ideas y las ha aplicado de diversas formas. Muchas organizaciones aplican en la actualidad las ideas de Freire a sus programas y proyectos. Los evangélicos están dándose cuenta de que la gente aprende mejor sobre el evangelio de Jesucristo en ciclos de acción/reflexión.
En la medida en que más y más organizaciones comienzan a usar los ciclos de acción y reflexión, se está usando con más frecuencia la palabra participación. Sin embargo, participación puede significar diferentes cosas para diferentes personas, que van desde la asistencia de mala gana a reuniones comunitarias para escuchar los planes de algún extraño hasta el compromiso activo de la comunidad con el desarrollo de sus propios planes. La participación efectiva implica que las personas mismas establezcan sus propias pautas de acción.
Ayuda de los expertos
Algunas organizaciones del desarrollo planifican sus proyectos desde fuera. Discuten con los expertos y llegan a la conclusión de que pueden ayudar a los pobres. Por ejemplo, se puede pedir una bomba de agua manual para una aldea. Los administradores del proyecto toman la decisión sobre dónde se requiere una bomba de mano y la instalan utilizando su propio equipo de trabajo. Después de algunos meses, la bomba se descompone y los aldeanos no la reparan. ¿Por qué? Los motivos pueden incluir que no se sientan dueños de la bomba y, por lo tanto, no asuman responsabilidad por ella. Puede ocurrir que no se les haya capacitado para manejarla y mantenerla. Tal vez la bomba se haya instalado en un sitio inadecuado y sea motivo de discordia en la aldea, por lo que la gente esté contenta de que se haya descompuesto.
1. El proyecto externo
Cómo pedir la opinión de la comunidad
Tal vez hace ya diez años que la idea de la participación comenzó a aceptarse en forma amplia. Gracias a la influencia de Freire y de otros como él, las organizaciones comenzaron a decir que la clave estaba en la participación. Observaron el ejemplo de la bomba descompuesta y dijeron que lo que se necesitaba era participación por parte de la gente, de manera que ‘fueran dueños’ de la bomba. Emergió un nuevo método de planificación. La organización enviaba a sus integrantes a la aldea en las etapas iniciales de la planificación. Estos discutían la situación con los lugareños, recogían información directamente de ellos y planificaban la bomba con ellos. Se formaban comités en la aldea para discutir la localización de la bomba y se organizaba un comité de mantenimiento y de reparación.
El resultado ha sido que los proyectos de bombas manuales han tenido mayor éxito. Los proyectos con una mayor participación de la gente duran más y son más ‘sostenibles’.
Las pautas de la localidad
Aunque este tipo de participación es bueno, no debe confundirse con la esencia del trabajo de Freire. En nuestro primer ejemplo, la bomba de mano se instaló sin consultar con la gente en la etapa de la planificación. Podría decirse que la bomba está al centro del pensamiento de la organización y que las pautas han sido dictadas por la organización externa. En el segundo ejemplo, la bomba se instaló con la participación de la gente. Sin embargo, la bomba todavía estaba al centro del pensamiento de la organización. Todavía era un proyecto de bomba. La participación es, en este caso, una herramienta para que funcione la bomba. La organización todavía está dictando las pautas.
Hemos utilizado el ejemplo de la bomba de mano porque es fácil de entender. Lo mismo se puede aplicar a cualquier programa, incluyendo la alfabetización de adultos. Nos encontramos con programas en los que la planificación la efectúan organizaciones externas sin la participación de la gente. Todavía se pueden encontrar nuevos programas en que las pautas han sido impuestas por organizaciones externas y la participación se utiliza como un instrumento para que la gente se apropie del programa. Pero para una comprensión, un aprendizaje y una transformación efectiva, es la gente la que debe estar en el centro. La gente misma debe fijar sus propias pautas. Ya hemos dicho que la gente se pone en acción respondiendo a cuestiones sobre las que tienen ideas firmes, es decir, sus propias prioridades. La bomba de mano puede entonces ser sólo uno de los muchos objetivos, o incluso puede ni siquiera estar incluida; es la gente misma la que decide cuáles son sus prioridades.
2. El proyecto con participación
3. Las pautas de la aldea
El descubrimiento
La gente aprende mejor razonando sobre su situación que absorbiendo el conocimiento de los ‘expertos’. La clave está en el descubrimiento. Una organización que trabaja en la educación de adultos no debe tener miedo de permitir que la gente explore sus propios objetivos a su manera. La organización se transforma en un servidor, no el amo. La organización adopta el objetivo de ayudar a la gente en su peregrinaje hacia el descubrimiento.
La educación de adultos se transforma entonces en una clave para la comprensión de los problemas y para ampliar las opciones. La gente puede escoger si desean obtener una bomba de mano o mejores semillas o iniciar un programa de alfabetización. Los otros no tienen por qué tomar estas decisiones a nombre de ellos.
Simon Batchelor es un asesor independiente que trabaja para una variedad de organizaciones que apoyan iniciativas sostenibles. Su dirección es: 152 Cumberland Road, Reading, RG1 3JY, Inglaterra.
E-mail: [email protected]