Una collection de ideas para los negocios pequeños
Barras de maní crocantes
Se necesita:
- 1kg (4 tazas) de maní tostado
- 1kg (4 tazas) de agua
- 2kg (8 tazas) de azúcar morena (usar blanca si no se tiene)
Sacar el maní de la vaina y tostarlo hasta que esté ligeramente marrón. También se pueden utilizar castañas de cajú (marañón) u otras nueces similares. Moler pero no demasiado.
Disolver el azúcar en el agua y calentar hasta que comience a espesar. Agregar el maní y revolver constantemente para evitar que se queme. Probar el punto con regularidad dejando caer un poco de mezcla en una taza de agua fría. Cuando forme bolitas duras, retirar del fuego y vaciar en una lata plana o sobre una tabla engrasada. Estirar hasta que tenga un grosor de medio centímetro y cortar en barras pequeñas antes de que se enfríe y endurezca. (¡Se necesita un martillo cuando está duro!) Envolver en celofán o papel de mantequilla.
ADVERTENCIA: Es muy importante obtener el punto correcto. Hay solamente algunos minutos entre las bolitas blandas (que no se endurecen) bolitas duras y una olla de azúcar quemada. Experimentar primero con cantidades más pequeñas. EL AZUCAR ES MUY PELIGROSA CUANDO ESTA HIRVIENDO. MANTENER A LOS NIÑOS A LA DISTANCIA.
La cocinera
Maria neide da silva se levanta a las 2.30 todos los sábados por la mañana para preparar su puesto en la feria del pequeño pueblo de Princesa Isabel en el noreste del Brasil. Cocina desayunos y almuerzos para la gente que viene a la feria. Ha recibido ayuda en forma de préstamos de la Ação Evangélica, una confesión evangélica de la región que opera un esquema de microempresas para combatir la pobreza de la localidad. Es un trabajo duro, pero hace una gran diferencia en el ingreso de la familia. Con el dinero adicional que atrae el negocio, ella y su marido han podido construir de a poco una casa para ellos y sus niños.
La modista
Maria dalcia ribeiro de brito tiene un trabajo a tiempo parcial en un taller de costura en Imaculada en el noreste del Brasil. El negocio lo iniciaron João y Jacilene Caetano, buscando formas de ganar un ingreso en una región con muy bajo empleo. Pidieron prestada una pequeña habitación en un cobertizo y, con un préstamo de Açao Evangélica, compraron tres máquinas de coser. El negocio ha marchado bien y han podido devolver el préstamo, aunque tuvieron que responder a cambios en el mercado para poder seguir adelante con el negocio.