por el Dr Apolos B Landa.
En nuestras sociedades, la atención de salud a menudo se transforma en un lujo. Unos pocos ricos pueden pagar por una buena atención de salud mientras que la vasta mayoría de la gente no tiene los medios para pagar; no tiene acceso al derecho humano básico de la atención de salud. ¿Es posible transformar la atención de salud en algo más egalitario?
En la Asociación Lucas hemos estado luchando por este objetivo desde hace algún tiempo. Trabajamos en las regiones urbanas de Moyobamba en el centro del Perú y en las desposeídas junglas de las cercanías. No encontramos ninguna organización que nos apoyara económicamente con subsidios para la atención de salud. Sin embargo, impulsados por nuestras convicciones, nos comprometimos a entregar atención de salud de buena calidad y en forma personal a los pobres de nuestras comunidades. Para hacerla accesible, no solamente fijamos precios subsidiados sino también comenzamos un programa de educación de salud en las escuelas además de programas de atención de salud promocionales y preventivos.
Verdades dolorosas
Sin embargo, después de siete años descubrimos con pesadumbre que:
- La mayoría de la gente pobre no usaba nuestros servicios.
- Los pobres no apreciaban un servicio de primera clase ofrecido a costo muy bajo porque creían que el bajo costo significaba baja calidad.
- Los ricos se beneficiaban de la situación. A pesar de ser una minoría en la comunidad, utilizaban nuestros servicios en exceso y conseguían buena atención de salud a bajo costo.
- Necesitábamos cada vez más donaciones para sostener el programa y nos sentíamos infelices, incluso deshonestos, cuando esas donaciones terminaban sirviendo a los ricos.
- Con escasos fondos provenientes de los cobros, nos vimos enfrentados a la bancarrota y disolución.
El enfrentamiento de los problemas
¿Nos dimos por vencidos? ¡NO! Sostuvimos discusiones y debates por un largo período. Revisamos nuestras experiencias e implementamos las siguientes prácticas a fin de ayudar a los pobres sin dar subsidios a los ricos:
- Calculamos los costos verdaderos de nuestros servicios y aumentamos nuestros precios en forma considerable.
- Establecimos un sistema de cobros proporcionales para los pobres. Esto se determina a nivel individual; el empleado que atiende a un paciente pone el precio en la tarjeta del paciente. Los ricos pagan el precio total.
- Guardamos el 10% de nuestro ingreso total para un fondo de ayuda a los pobres. Mediante este fondo podemos ayudar a los que son incapaces de pagar por los costos más básicos.
- Todavía solicitamos donaciones para suplementar las necesidades de los pacientes más pobres, pero ya no dependemos de éstas.
- Sostuvimos reuniones con dirigentes claves de las comunidades civiles y religiosas para explicar cómo operaría nuestro nuevo sistema. Nuestro lema era ‘Todo tiene un precio, incluso nuestra salvación’ (aunque no pagamos por ella nosotros mismos, tiene así y todo un valor imponderable).
- Los trabajadores de salud comunitarios, los voluntarios, dirigentes religiosos y sus familiares más inmediatos recibieron una especie de seguro.
- Mantenemos un registro de todos los pagos efectuados para evitar acusaciones de favoritismo religioso o evasión de impuestos.
Resultados positivos
Ahora vemos los siguientes resultados:
- Ha aumentado gradualmente la demanda por servicios de salud. Mantuvimos la atención a los ricos y aumentamos la cantidad de pacientes pobres a medida que se dieron cuenta del sistema de subsidios.
- Los ricos alegaron por tener que pagar más pero quedaron satisfechos porque ofrecimos servicios de alta calidad.
- Los pobres se transformaron en nuestros mejores propagandistas y el incremento en la cantidad de gente produjo una utilidad. Tuvimos que comenzar a limitar las citas para permitir espacio para los pacientes de las aldeas lejanas.
- Se esparció una conciencia de que ‘lo caro vale la pena de pagar’ sin que tuviéramos que hacer ningún esfuerzo. Y nosotros nos comprometimos a merecer eso.
- Nuestro ingreso total se multiplicó por diez, por lo que fuimos capaces de pagar a nuestro personal un sueldo adecuado y mantener nuestras clínicas a un estándar elevado.
- Ya no tenemos problemas con otros servicios médicos locales por cobrar menos que otras clínicas locales.
- Por último, la mayoría de la gente está más feliz y satisfecha.
De esta manera podemos ser económicamente sostenibles y al mismo tiempo, servir a los más pobres. De la misma manera que el pacto de gracia en el cual tanto el rico como el pobre se beneficia del don del Señor, trabajando juntos podemos proveer una atención de salud de buena calidad para todos (Isaías 65:17-24). Explicar el significado del Evangelio está estechamente vinculado a todos nuestros servicios de salud y existen muchas oportunidades para compartir el amor de Cristo.
El Dr Apolos Landa es el coordinador de América Latina y el Caribe para la Asociación San Lucas, con gran experiencia en el área de atención de salud primaria. Su dirección es: Asociación San Lucas, Apdo 421, Trujillo, Perú.
E-mail: [email protected]