En África se niegan a muchas viudas y huérfanos sus derechos de herencia a la propiedad o a la tierra, los que a menudo pasan a los hermanos del marido u otros parientes masculinos, dejando a la familia sin techo e indigente.
Agnes nació en la provincia de Makamba en Burundi. Sus padres eran agricultores y vivían una vida pacífica con sus nueve niños hasta 1994, cuando la violencia barrió a través de su provincia. Creyendo que sus vidas estaban en peligro, la familia huyó con lo que podía llevar a la Tanzanía vecina. Miles de otras personas también huyeron de Burundi para vivir en campamentos de refugiados. La familia dejó los campamentos debido al apiñamiento y la amenaza constante de enfermedades. Durante cinco años continuaron desplazándose, mientras intentaban ganarse la vida, pero entonces el padre de Agnes se murió. Su madre decidió volver a Burundi donde pensó que podría encontrar el apoyo de sus parientes.
Pero en 1999, se murió de repente la madre de Agnes. Agnes y sus hermanos y hermanas más jóvenes se vieron obligados a encontrar un nuevo lugar para vivir. Buscaron la ayuda de sus tíos, pero ellos no los recibieron ni los protegieron. Se habían apropiado las tierras de su padre y no dejaron nada para sus niños. Desesperada, y sin tener donde ir, Agnes miró a su alrededor para encontrar ayuda. Un vecino les ofreció una vieja casa en ruinas al lado de su granja. Agnes le hizo un tejado de hojas de banano y durante dos años la familia vivió allí, apoyada por la bondad de los vecinos.
El gobierno de Makamba habilitó unos pantanos para el cultivo como parte de un proyecto de seguridad de alimentos conducido por Tearfund. Se animó a la gente a que formara asociaciones agrícolas donde la gente podía trabajar en conjunto y apoyarse mutuamente. En 2003, Agnes se unió a uno de estos grupos y empezó a trabajar el campo. El grupo le proporcionó ayuda y asesoría, así como semillas y herramientas. Ella era ahora parte de una red positiva y que la apoyó mucho. El grupo ayudó a Agnes y su familia a construir una casa. Construyeron las paredes de ladrillo y usaron habilidades dentro del grupo para proporcionar la carpintería. Agnes usó el dinero que había ganado de la venta de semillas para comprar puertas y ventanas para la nueva casa.
En 2005, Agnes empezó a desarrollar actividades generadoras de ingreso para ayudar a mantener a su familia. Ahora ha alquilado más tierra y ha contratado a otras personas para trabajar en ella. Continúa sirviendo a su comunidad manteniéndose activa en la campaña contra el VIH y el SIDA. Agnes también está asumiendo un papel de liderazgo en la solicitud de préstamos al banco por parte de la asociación para desarrollar su productividad.
Agnes tiene ahora 21 años y vive una vida que nunca hubiera imaginado que era posible. Era una niña joven que había quedado indigente y vulnerable además de tener la responsabilidad por el bienestar de sus hermanos y hermanas. Ahora tiene propiedad, un poco de tierra y una posición reconocida dentro de su comunidad. Todo esto es el resultado de trabajar duramente en asociación con otros.
PREGUNTAS PARA LA DISCUSIÓN
- ¿Cómo perdió Agnes sus derechos de herencia?
- ¿Cuáles fueron los factores importantes que la ayudaron a reconstruir su vida?
- ¿Qué oportunidades hay en nuestra comunidad para la gente que pierde sus derechos de herencia?
El autor, Benoit Barutwanayo, trabaja para Tearfund de Coordinador Regional de Makamba.
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