Gestión de los desechos
Según las investigaciones, es posible que hasta un 40 % de los desechos del mundo se quemen a cielo abierto. La quema de desechos a cielo abierto implica que materiales no deseados como papel, árboles, maleza, hojas, hierba y otros residuos se queman al aire libre, con la consecuente emisión de humo y toxinas directamente en el aire. Las personas pueden respirar estas toxinas en el aire o ingerirlas a través de los cultivos, que las absorben, o el ganado doméstico, que las consume. El vertido de desechos también constituye una importante causa de enfermedades diarreicas.
Se calcula que en el mundo estas toxinas provocan 270000 muertes prematuras al año (evaluación del costo-beneficio del reciclaje y manejo de desechos comunitarios, Tearfund, 2018). No obstante, un enfoque holístico de gestión de los desechos podría acabar con estas prácticas perjudiciales, y prevenir nuevos efectos negativos para la salud de las poblaciones y para nuestro clima.
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Centros de recuperación integral de recursos
Los centros de recuperación integral de recursos son modelos de reciclaje en la comunidad. El modelo se creó en Bangladés en 2007 y fue implementado por primera vez por la ONG Waste Concern. Desde entonces, se ha reproducido en otros países de Asia Oriental. Este tipo de centros ofrece un enfoque de gestión de los desechos inclusivo y basado en el mercado, constituye una fuente de empleos más seguros y lucrativos para los recicladores de basura, y brinda considerables beneficios para la salud de la comunidad y el medio ambiente local. Es un enfoque ideal para los asentamientos informales no solo de las ciudades de rápido crecimiento, sino también de las ciudades más pequeñas y los pueblos. Los centros de recuperación integral de recursos operan a través de tres ejes: los hogares de la comunidad, con la implementación de un servicio de recolección regular o casi diaria de desechos y el fomento de la separación de desechos en el lugar donde se generan; los recicladores de basura, con la recolección de basura a domicilio y el funcionamiento de una planta de procesamiento de desechos en la comunidad; y los consumidores y las empresas consumidoras de materias primas, con la venta de compost orgánico y materiales reciclables.
Energía renovable
Al invertir en energía limpia y renovable, se aborda tanto el cambio climático como la pobreza. Es una injusticia que, a pesar de que existen soluciones de electricidad limpia y de cocina no contaminante que permiten reducir la pobreza, más de mil millones de personas no cuentan con electricidad y más de dos mil millones de personas siguen utilizando leña, carbón y estiércol para cocinar. La electricidad no conectada a la red, como la energía solar o la energía hidroeléctrica a pequeña escala, suele ser la primera fuente de electricidad para la población. La energía renovable puede beneficiar la salud, la calidad del aire, el empoderamiento de la mujer, la seguridad y la educación, y brindar oportunidades de nuevas fuentes de ingresos, ahorros y creación de pequeñas empresas. También puede utilizarse en contextos humanitarios y de conflictos.
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Agricultura sostenible
Las buenas prácticas agrícolas constituyen un aspecto fundamental para lograr la sostenibilidad medioambiental, ya que es crucial encontrar maneras de adaptar y desarrollar la agricultura en el marco del cambio climático.
Nuestro enfoque de agricultura integra la gestión del agua, la tierra y el ecosistema a nivel del paisaje más que a nivel individual. Utilizamos el enfoque de «agricultura climáticamente inteligente», que consiste en una serie de técnicas agrícolas para aumentar de forma sostenible la productividad y la resiliencia del sistema, y al mismo tiempo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Por medio de este enfoque, la adaptación al cambio climático, así como su mitigación, constituyen en todo momento un aspecto central de nuestra planificación e inversión en el desarrollo agrícola.
Los tres objetivos de la agricultura climáticamente inteligente son:
- Aumentar la producción y los ingresos agrícolas de forma sostenible y equitativa.
- Propiciar sistemas alimentarios y medios de vida agrícolas más resilientes.
- Minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero agrícolas.
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