El Evangelismo Comunitario de Salud (ECS) es un programa de salud y desarrollo de la comunidad que implementan cientos de iglesias y organizaciones en el mundo. El programa permite a las comunidades identificar los problemas que enfrentan y movilizar sus propios recursos para lograr cambios positivos y sostenibles.
Cada pueblo que participa en el programa forma un comité de desarrollo para que supervise el proceso. La comunidad decide en qué aspectos se centrará en primer lugar; por ejemplo, el agua limpia, y selecciona un grupo de personas para que reciban capacitación como voluntarios de ECS.
El personal del programa capacita a los voluntarios para que actúen de trabajadores comunitarios de la salud. Estos voluntarios realizan visitas a los hogares del pueblo y les enseñan a abordar los problemas identificados por la comunidad. Por ejemplo, enseñan a las familias sobre la importancia del agua limpia y les muestran la manera de asegurarse de que el agua sea apta para beber.
El equipo de ECS también capacita a los voluntarios para compartir su fe cristiana adecuadamente e instruir a los nuevos creyentes a la vida de un discípulo. La idea de que nuestras creencias afectan la elección de nuestras prácticas (saludables o no saludables) es un concepto central del trabajo de ECS.
Cómo pueden influir nuestras creencias en nuestra salud
Terry Dalrymple, coordinador del equipo de servicio de la Global CHE Network (Red Global de ECS), afirma:
«Ayudar a la gente a cambiar sus comportamientos con mucha frecuencia implica ayudarlas a cambiar sus creencias.
Algunas formas de ver el mundo pueden atrapar de cierta forma a la gente en la pobreza. Por ejemplo, muchas personas en el mundo son animistas; es decir, creen que el mundo está controlado por los espíritus. Por lo tanto, sus esfuerzos se dirigen a aplacar a los espíritus.
En Tailandia, una comunidad impidió que se instalaran cañerías de agua porque sus miembros decían que provocarían la ira de los espíritus. En Papúa Nueva Guinea, mucha gente no utilizó letrinas durante treinta años porque creían que los espíritus malignos vivían en espacios pequeños y oscuros como las estructuras de las letrinas.
Sin embargo, la Biblia nos dice que es Dios quien está en control del mundo, no los espíritus malignos. Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y somos quienes gestionamos sus recursos. Dios creó los árboles, las frutas y las hortalizas, pero no creó los restaurantes ni las ensaladas de fruta. Puso a las personas en su creación para que hicieran lo que él hace: crear y desarrollar. Pienso que el evangelio libera a la gente para ser lo que Dios intentó que fueran».
La Global CHE Network actualmente opera en 125 países. Su personal realiza cursos de capacitación para quienes deseen participar y responderán con mucho gusto cualquier consulta. Además, pueden poner en contacto a los lectores de Paso a Paso con el trabajo que ECS realiza en sus países.
Sitio web: www.chenetwork.org
Para descargar manuales de capacitación y planes de lecciones sobre atención de la salud, visite: www.chenetwork.org/store.php. La página está en inglés, pero algunos materiales están disponibles en otros idiomas.
Para comunicarse con la Global CHE Network por correo postal, puede escribir a Paso a Paso y nosotros les haremos llegar su mensaje. Nuestros datos de contacto se incluyen en la página 19.
Estudio de caso: Salud y esperanza en Haití
Redactado por una mujer de Novion, Haití
«Participo en el programa ECS desde hace nueve años. Una amiga trabajaba en el programa y me invitó a las clases de salud perinatal [el período anterior y posterior al parto]. Ahora, mi hijo se está desarrollando bien.
Mi amiga que trabajaba en ECS me mostró muchos folletos ilustrados. El folleto dedicado al anquilostoma explicaba que no debemos caminar descalzos porque los gusanos entran por la planta de los pies. Cuando les mostré a mis amigos los folletos ilustrados, también se dieron cuenta de la necesidad de cambiar sus prácticas.
He aprendido a tratar el agua que bebo y lavarme las manos para prevenir la diarrea. Además, aprendí sobre el uso de la solución de rehidratación oral para evitar que mis hijos mueran de deshidratación cuando se enferman.
También he cambiado en otros importantes sentidos. Antes de entrar en contacto con ECS, pensaba que la vida no valía mucho la pena. No obstante, ahora aprendí que Dios me ama lo suficiente para enviar a su hijo, Jesús, a morir por mí. Ahora sirvo a Jesús trabajando como voluntaria de ECS».