Los residuos leñosos, como las hojas secas o las cáscaras de coco, se encuentran por todas partes. Estos materiales se pueden transformar, en pocos pasos, en briquetas de carbón, una excelente fuente de combustible para cocinar.
Las briquetas son más económicas que el carbón tradicional, y proporcionan más calor durante más tiempo. Cuando se usan como combustible para cocinar, emiten menos humo que la madera, con lo cual se reduce el problema de la contaminación dentro del hogar. No es necesario talar árboles y, de este modo, se protege el medio ambiente. El equipo es económico y el proceso de fabricación es fácil.
Resumen: carbonice el material en un barril con poco aire (como cuando se fabrica carbón), muélalo hasta convertirlo en polvo y mézclelo con aglutinante. Comprima la mezcla en un molde de briqueta y deje secar las briquetas al sol.
Residuos que puede utilizar: hojas secas, ramitas, paja, cáscaras de coco, cáscaras de baobab, mazorcas de maíz, cáscaras de cacahuetes (maní) y serrín. No utilice nada que sea demasiado húmedo y use únicamente hojas secas o residuos leñosos. Asegúrese de que no haya absolutamente ningún plástico entre los residuos.
Pruebe diferentes mezclas de materiales que pueda encontrar en su área. Por ejemplo, una mezcla que da resultado es 50 kilos de cáscara de cacahuetes o de coco y 25 kilos de hojas de mango. Para elaborar un aglutinante para las briquetas, necesitará un kilo de harina de yuca (o de otro tipo de almidón similar) y dos litros de agua. Si opta por utilizar hojas, le sugerimos intentar incorporar algunos residuos más leñosos (como cáscaras de coco). Le recomendamos obtener una mezcla uniforme de materiales para que las briquetas ardan a un ritmo constante.