En repetidas ocasiones, la Biblia celebra la variedad y la belleza de la creación: desde Génesis, donde leemos que «Y vio Dios que era bueno» (Génesis 1:10), hasta Apocalipsis, donde cuatro seres vivientes que representan la diversidad de la naturaleza (aves, seres humanos, animales salvajes y animales domésticos) adoran al Señor (Apocalipsis 4:6-8).
Lea lentamente y reflexione en el Salmo 104. ¿Qué imágenes le vienen a la mente al leerlo? Mantenga esas imágenes en su mente por un momento y alabe a Dios por su creación tan bella y diversa.
Este salmo habla acerca de la majestad y el poder de Dios. Además, nos revela el lugar que ocupamos en el mundo y nos recuerda la responsabilidad que tenemos de cuidar todo lo que Dios ha creado.
Poder
La grandeza, el esplendor, la sabiduría y la majestad de Dios se revelan en el diseño y la formación de un universo enorme y variado. «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Salmos 19:1).
Al dedicar tiempo a maravillarnos con la creación de Dios, nuestro asombro se convierte en alabanza y somos inspirados a adorar al Creador de todas las cosas (Salmos 104:33-34).
Provisión
«¡Sea la gloria de Jehová para siempre! ¡Alégrese Jehová en sus obras!» (Salmos 104:31).
A medida que Dios se regocija en todo lo que ha creado, establece también las condiciones para que toda la creación florezca. Él diseña los cimientos y las fronteras de la tierra (Salmos 104:2-9) y provee todo lo esencial para la vida: agua, alimento y abrigo (Salmos 104:10-21).
Su motivación es el amor. El Salmo 36:5-6 declara: «Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia y tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios, abismo grande. Tú, Jehová, conservas al hombre y al animal.»
Presencia
Dios no es un Dios distante, sino activo. En Hechos 17:28 leemos que «porque en él vivimos, nos movemos y somos». Dios provee para todas las formas de vida, incluso para los seres humanos, a través del poder vivificador de su Espíritu (Salmos 104:30).
El lugar que ocupamos
Los seres humanos formamos parte del mundo diverso creado por Dios. No estamos separados de la creación. Somos parte de las «criaturas» de las que está llena la tierra (Salmos 104:11-24). Nuestro bienestar está estrechamente relacionado con el bienestar de las demás especies.
También se nos llama a cumplir un rol especial dentro de la creación. Fuimos creados a imagen de Dios y tenemos el deber de cuidar y de proteger todo lo que Él ha creado (Génesis 1:26-28; Salmos 8).
Aquí observamos dos verdades con el mismo valor y que debemos equilibrar. Si no comprendemos que somos parte de la creación, tal vez pensemos que estamos encima de ella y que podemos abusar de lo creado. Pero si no entendemos el llamado especial que se nos ha dado dentro de la creación, es posible que nos sintamos incapaces de marcar la diferencia en forma positiva.
Preguntas para el debate en grupo o la reflexión personal
- ¿Por qué Dios creó el mundo?
- ¿Por qué piensa usted que existe tanta variedad en el mundo natural?
- ¿Cómo podemos vivir de una manera que refleje el deseo de Dios de que toda la creación florezca? ¿Hay algo que deberíamos hacer de forma diferente?
Adaptado del estudio bíblico de A Rocha International titulado What a wildly wonderful world (Qué mundo salvajemente maravilloso). Usado con permiso.
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