Cuando Festus comenzó a estar deprimido y a tener epilepsia, sus padres querían que consultara a un curandero. Cuando él decidió consultar a un médico psiquiatra, sus padres se enojaron. Sentían que Festus se había vuelto terco y convertido en una carga, y dejaron de cuidarlo.
En consecuencia, Festus tuvo que buscar trabajos informales para mantenerse, mientras también intentaba estudiar. Pero cada vez que conseguía empleo, le daba un ataque de epilepsia, en el trabajo o camino a su casa. No le alcanzaba el dinero para comprar sus medicamentos y apenas podía sobrevivir, y, fue en este contexto que Cheshire Disability Services Kenya (CDSK) comenzó a ayudarlo.
Cuando las personas con problemas de salud mental como Festus reciben la atención psicológica, médica y social que necesitan, suelen recuperarse por completo o aprenden a vivir con su enfermedad. En cambio, cuando se sienten rechazadas y malentendidas por su comunidad, las presiones psicológicas y sociales pueden ocasionar un nivel de discapacidad que les dificulta realizar las actividades cotidianas. Esto se conoce con el nombre de «discapacidad psicosocial».
Habilidades comerciales
CDSK se dio cuenta de que la principal necesidad de Festus era obtener un empleo estable, por lo que le ofrecieron capacitación en habilidades comerciales, como atención al cliente, contaduría, ventas y marketing. Estos últimos años, Festus se ha dedicado a fabricar y vender jabón líquido y ahora puede comprar sus medicamentos y satisfacer sus otras necesidades básicas.
Festus pudo retomar sus estudios y en 2018 obtuvo un diploma en producción audiovisual en la Kenyatta University.
La importancia de hablar
En la actualidad, Festus dirige un grupo de apoyo psicosocial, donde ayuda a otros jóvenes que tienen problemas de salud mental.
Para estos jóvenes, no es fácil admitir que no están bien. Temen ser discriminados si se les hace un diagnóstico formal y perder sus trabajos si sus empleadores se enteran.
Los grupos de apoyo mensuales brindan espacios seguros para que los jóvenes y sus padres, junto con otras personas que los cuidan y apoyan, hablen de sus problemas sin temor a ser juzgados. Hablar con los demás los hace sentir mejor y más capaces de encontrar soluciones a sus dificultades. Con el tiempo, los jóvenes suelen ganar suficiente confianza para buscar ayuda profesional, y CDSK organiza sesiones para que los jóvenes, sus padres y las otras personas que los cuidan y apoyan hablen con terapeutas.
Defender los derechos
Los jóvenes reciben capacitación en habilidades interpersonales y de comunicación, durante la cual aprenden a contar sus historias y defender sus derechos. Se los anima a hablar de los cambios que les gustaría ver en su comunidad y a manifestarse contra el estigma y la discriminación. De esta forma, poco a poco, derriban las barreras que causa la falta de comprensión de las enfermedades mentales.
Un joven llamado Bernard sabe defender tan bien sus derechos y los de los demás que ahora trabaja como defensor de salud mental para una organización no gubernamental local. Además, está a cargo de un negocio de ropa al que le va muy bien.
Bernard padece esquizofrenia, pero hace más de seis años que no presenta síntomas gracias a los medicamentos, la terapia y el apoyo y cariño que recibe de sus padres.
Preguntas para la reflexión
- ¿Pueden las personas en su comunidad hablar abiertamente acerca de su salud mental? Si la respuesta es «no», ¿Que podría usted hacer para que este sea un tema del cual se pueda hablar y las personas sientan que pueden pedir ayuda?
- ¿Cómo puede su iglesia u organización apoyar a las personas que padecen enfermedades mentales para que cuenten sus historias y defiendan sus derechos?
- ¿Cómo puede ayudar a crear conciencia y fomentar la comprensión acerca de las enfermedades mentales en su comunidad?
