Lea 1 Reyes 19:3–15
En un grupo o por su cuenta, reflexione sobre las siguientes preguntas:
- ¿Cómo se siente Elías en los versículos 3–5? ¿Alguna vez se ha sentido así?
- ¿Qué hace Dios en los versículos 5–9? ¿Qué no hace?
- ¿Qué hace Dios en los versículos 10–15? ¿Qué no hace?
- ¿Qué podemos aprender de la manera en que Dios interactúa con Elías?
Elías está cansado, acongojado y solo. Acaba de vivenciar uno de los períodos más intensos de su existencia: se enfrentó a 450 profetas de Baal; invocó al Señor para que respondiera con fuego desde el cielo; vio como Dios envió una tormenta después de años de sequía y hambruna; corrió 30 kilómetros por delante de una carroza; recibió una amenaza de muerte de la reina; huyó a unos 160 kilómetros de distancia; y finalmente se encontró solo en el desierto.
¿Cómo trata Dios a este hombre agotado? Primero, lo apoya de forma muy práctica. Le ofrece alimento y le permite descansar.
Una vez que Elías empieza a sentirse mejor, Dios lo lleva al Monte Horeb, el monte de Dios. Aquí es donde Dios se reunió y habló con Moisés a través de la zarza ardiente (Éxodo 3:1–2), le entregó los diez mandamientos y confirmó su pacto con el pueblo de Israel (Deuteronomio 5). El estar en ese lugar, traería a la memoria de Elías las promesas de Dios y su fidelidad en tiempos anteriores. Pero, a diferencia de la aparición de Dios a Moisés, que estuvo marcada por el viento, el fuego y los terremotos, esta vez Dios se presenta en el viento apacible.
Finalmente, una vez que Elías se encuentra completamente recuperado y renovado, Dios le da una importante tarea nueva, demostrando que él es valioso para Dios y que todavía puede contar con él.
Depresión
Aunque la palabra «depresión» como tal no se encuentra en la Biblia, hay muchas referencias a la desesperación, la desesperanza y la profunda desdicha (por ejemplo, en Lamentaciones y en muchos de los Salmos). Dios comprende y nos ofrece alternativas: el perdón, el amor y la esperanza.
Debemos orar por las personas con depresión, pero, al igual que con las enfermedades físicas, Dios no siempre responde de la manera que esperamos. A veces, Dios sana a las personas de sus enfermedades, pero a menudo trae sanidad de otras maneras. Es importante entender que, si la depresión no se cura, no es por «falta de fe» de parte de la persona.
Superar la depresión puede requerir una combinación de enfoques. Hablar con consejeros profesionales puede ayudar a modificar patrones de pensamiento negativos. Los antidepresivos pueden ayudar a equilibrar las sustancias químicas en el cerebro que nos permiten sentirnos bien. Las comunidades cristianas pueden ayudar a combatir el aislamiento y la soledad.
Proporcionar apoyo
Todo el mundo debe sentirse valorado, sin importar por lo que esté pasando. Las visitas, la oración, las llamadas telefónicas y el apoyo práctico benefician mucho. No necesitamos ser expertos en salud mental para ayudar. Podemos apoyar a los que sufren y presentar a Jesús como fuente de esperanza. Mateo 5:4 dice: «Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación».
Preguntas para la reflexión
Dios respondió a Elías ofreciéndole apoyo práctico, incluidos alimento, bebida y descanso. Luego, Dios le recordó amablemente a Elías su fidelidad en el pasado. Finalmente, lo restauró dándole una nueva tarea.
- ¿Qué podemos hacer para apoyar de forma práctica a las personas que sufren de bajo estado de ánimo y depresión?
- ¿Cómo podemos apoyarlas espiritualmente?
- ¿Conoce a alguna persona que se beneficiaría si se le diera un nuevo papel que le ayudara a sentirse parte valiosa de su iglesia y comunidad?
Este estudio se ha tomado de «Lifting the lid» (Sacando a la luz), un curso de estudios bíblicos de seis semanas de duración diseñado para ayudar a las iglesias a explorar los temas del bienestar emocional y mental. Descárguelo gratuitamente desde el sitio web de Livability en: www.livability.org.uk y busque «Lifting the lid» (Solo disponible en inglés).