Los miembros de las comunidades del distrito de Salima (Malawi) han formado una importante alianza con las abejas melíferas. En respuesta a la deforestación y degradación de la tierra generalizadas, dedican algunos terrenos a la regeneración natural, permitiendo que los arbustos y los árboles vuelvan a crecer. Sin embargo, a pesar de las reglamentaciones municipales y las multas, algunas personas aún no respetan estas zonas protegidas.
Las abejas, cuando se las perturba, pueden picar muy fuerte, de modo que la gente del lugar cuelga las colmenas —fabricadas con recipientes de greda, troncos, cestas, latas y baldes de plástico— en los árboles. El zumbido de estas criaturas trabajadoras ayuda a mantener alejados a los intrusos.
Las comunidades han visto que las cosechas de miel son mucho más abundantes en las zonas reforestadas, en comparación con las zonas sin árboles. Esto se debe a que las abejas pueden obtener suficiente agua, néctar y polen sin problemas. Sus tareas de polinización también ayudan al bosque y los cultivos circundantes a florecer, lo cual, a su vez, anima a más personas a tener abejas y cuidar los árboles.