Noviembre es el mes para cosechar, vender y celebrar los nsenene, un tipo de grillo de arbusto y el insecto comestible favorito de los ugandeses. Este tipo de grillo —Ruspolia differens— se ha consumido en Uganda durante siglos.
El aire húmedo de la segunda estación de lluvias del país hace que enjambres de nsenene migren en toda la región para alimentarse y aparearse. Cientos de cazadores llenan las calles y la captura, la venta, la preparación y el consumo de este manjar de temporada provocan un verdadero frenesí.
«Cuando llegaba la lluvia de noviembre, sabíamos que también aparecería el nsenene. Solíamos correr a Arua para cazarlos porque era el único lugar con suministro confiable de electricidad», recuerda Flora, recolectora de 28 años que pasaba mucho tiempo cazando los insectos con la mano cuando era niña.
La electricidad ahora ha llegado a la ciudad de Flora y cada mes de noviembre se ponen bombillos eléctricos en grandes paneles de hierro. La luz atrae a los grillos, y estos chocan contra los paneles de hierro y caen en láminas de polietileno.
«Mi mejor cosecha fue en noviembre de 2018, cuando gané 6 millones de chelines (1644 dólares estadounidenses) vendiendo nsenene», cuenta Flora.
Las mujeres se reúnen cerca de los mercados de fruta y verduras y exponen sus nsenene de color verde, café y amarillo en bandejas tejidas. Venden los insectos en cualquier cantidad —incluso por cucharada—, de modo que todos pueden permitirse saborear el delicioso y nutritivo aperitivo. Los niños, las niñas y las mujeres cargan vasijas llenas de nsenene en la cabeza, ofreciéndolos a los ávidos transeúntes.
La mayoría de los grupos de ahorro del pueblo registran un aumento de los ahorros en noviembre debido al procesamiento y venta de los insectos.
«¡Con el nsenene, todos ganan!», asegura Asiku, un electricista del lugar que suele ser contratado para instalar los bombillos en la época de cosecha.