El plástico es maleable, liviano, resistente, impermeable y versátil.
Algunas formas de plástico sirven para ahorrar energía, reducir el desperdicio de alimentos, y apoyar el acceso a la atención de salud, al agua limpia y apta para beber y a productos para el hogar.
Pero luego de ser utilizados, estos plásticos se convierten en desechos sólidos. Además, si no se los gestiona adecuadamente, pueden contaminar los suelos, el agua y el aire, lo que afecta la salud de las personas, los animales domésticos, los peces y la vida silvestre.
Alrededor del mundo, cerca de dos mil millones de personas no tienen acceso a la recolección de residuos sólidos o al reciclaje. Esto significa que no tienen mucha más opción que desecharlos o quemarlos.
Contaminación por plásticos
Hoy en día, la mitad de los plásticos que se fabrican están diseñados para usarse solo una vez y luego desecharse, como por ejemplo, las bolsas de agua.
En muchos países, las bolsas han sido algo bueno y, al mismo tiempo, algo malo. Por un lado, permiten que personas con poco poder adquisitivo obtengan agua limpia y apta para beber en pequeñas cantidades. Pero las bolsas están fabricadas con un tipo de plástico complicado que es casi imposible de reciclar de forma costo eficiente.