«Estoy bien durante la estación de lluvias. Puedo ir a recolectar agua. Pero durante la larga estación seca, cuando voy a recoger agua, me canso y me siento enferma. Es mucho trabajo. A veces, no tengo nada de agua». Una mujer en Konso, Etiopía.
En la Etiopía rural, como en muchas partes del mundo, suele ser responsabilidad de las mujeres y las niñas abastecer el hogar de agua. Sin embargo, con el cambio climático, las precipitaciones se han vuelto más impredecibles y, para un gran número de mujeres, cada vez es mucho más difícil acceder a agua limpia y apta para beber.
Por ejemplo:
- Debido a períodos secos más prolongados, las mujeres deben caminar distancias más largas y pasar más tiempo en la fila en los puntos de abastecimiento de agua. Esto no solo cansa, sino que las mujeres se exponen a un mayor riesgo de violencia sexual y de género; en particular, si recolectan agua cuando está oscuro.
- Al llevarles más tiempo la recolección de agua, se ven perjudicadas tareas como la producción de alimentos para el hogar, el cuidado de los niños y las niñas y otros trabajos que suelen realizar las mujeres (sean o no pagos). También les quita tiempo para descansar y dormir. Esto puede causar agotamiento y otros problemas de salud; en particular, durante el embarazo y la lactancia.
- A medida que el clima cambia y las fuentes de agua se vuelven menos confiables, cada vez más, las niñas pierden días de clase o deben abandonar la escuela para ayudar a sus madres a recoger agua, lo que prolonga los ciclos ininterrumpidos de desigualdad de género y pobreza.
- Las inundaciones más frecuentes y más severas aumentan el riesgo de contaminación de los suministros de agua y hacen que sea peligroso para las personas recolectar agua.