Geoffrey Kibigo es funcionario de Gestión de Riesgos de Desastres en Tearfund, con sede en Kenia. Chris McDonald es encargado de Gestión del Riesgo de Desastres e Iglesias de Tearfund, con sede en el Reino Unido.
En esta entrevista, ambos comparten cómo las iglesias locales pueden trabajar con las comunidades para desarrollar resiliencia y reducir el riesgo de desastres.
¿Qué es la resiliencia?
Chris:
La resiliencia se refiere a la capacidad de las personas y las comunidades para hacer frente y recuperarse de los retos a los que se enfrentan, de modo que su vida y sus medios de vida sigan desarrollándose plenamente.
Esto tiene esencialmente tres aspectos:
En primer lugar, la capacidad de las comunidades para resistir o amortiguar las dificultades. Por ejemplo, construir un edificio resistente a las lluvias torrenciales y los vientos fuertes.
En segundo lugar, la capacidad de las personas para adaptar su vida y sus medios de vida para reducir el impacto de los desafíos. Por ejemplo, sembrar cultivos resistentes a la sequía en lugares donde las precipitaciones son menos predecibles a consecuencia del cambio climático.
En tercer lugar, la capacidad que tienen las personas de influir en las razones subyacentes y persistentes que las hacen susceptibles a los desastres. Una forma de hacerlo es cuestionando leyes y políticas injustas que mantienen a las personas en la pobreza. Otro modo es influyendo en la manera en la que se hacen las cosas, por ejemplo, la forma en que se trata a las mujeres y las niñas en las comunidades locales.
¿Cuál es el papel de la iglesia en esto?
Geoffrey:
En muchas comunidades, encontrarás una iglesia local que todas las personas conocen y en la que confían. La iglesia tiene presencia permanente: antes, durante y después de los desastres, por lo que está bien posicionada para liderar y apoyar actividades dirigidas a reducir el riesgo de desastres.
Las iglesias locales suelen contar con estructuras de liderazgo, recursos humanos y recintos. Esto significa que pueden liderar actividades y compartir información importante que puede salvar vidas, como sucedió durante la pandemia del Covid-19. Las iglesias pueden proporcionar un espacio para brindar capacitaciones y también pueden convertirse en un centro de rescate, es decir, un lugar seguro al que la gente puede acudir.