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Cambiando vidas - Estudios de caso sobre la rehabilitacion de drogadictos: 2

Comunidad La Roca - Viña del Mar, Chile. por Roberto Parra. La Roca se inició después de mucha discusión y oración cuando cristianos comprometidos constataron que los jóvenes abandonaban su adicción a las drogas al hacerse miembros de la iglesia, pero que luego se apartarban de ella y volvían a consumir drogas. Sintieron que estos jóvenes no recibían suficiente apoyo en sus vidas cotidianas. Su desarrollo espiritual no era suficiente para prevenir que volvieran a consumir drogas.

1995 Disponible en Inglés, Francés, Español y Portugués

Versiones de la revista Paso a Paso en español, francés, inglés y portugués se exponen sobre un escritorio de madera

De: La rehabilitacion del drogadicto – Paso a Paso 23

Cómo apoyar a las personas con adicciones y crear conciencia acerca del consumo de drogas

Comunidad La Roca - Viña del Mar, Chile.

por Roberto Parra.

La Roca se inició después de mucha discusión y oración cuando cristianos comprometidos constataron que los jóvenes abandonaban su adicción a las drogas al hacerse miembros de la iglesia, pero que luego se apartarban de ella y volvían a consumir drogas. Sintieron que estos jóvenes no recibían suficiente apoyo en sus vidas cotidianas. Su desarrollo espiritual no era suficiente para prevenir que volvieran a consumir drogas.

En 1982 se fundó la Comunidad La Roca como una comunidad de fe, amor y trabajo; al principio estaba compuesta de siete adultos y cinco niños. Desde entonces hemos ayudado a centenares de jóvenes a superar su dependencia. Nuestro éxito se debe a una combinación de nuestra fe y experiencia profesional. Sabemos que el estar bien es más que la ausencia de una enfermedad. Una buena salud implica estar bien espiritual, emocional y físicamente. Como decimos en nuestros folletos: ‘una persona sólo puede estar sana si está en armonía con Dios, consigo mismo, con sus semejantes y con su ambiente natural.’

Tomamos jóvenes entre los 16 y 25 años de edad que tengan un deseo verdadero de liberarse de las drogas y que tengan un grado de inteligencia normal. Antes de ser aceptados, necesitan completar un formulario y presentarse a una entrevista personal. Sabemos que sólo les podemos ayudar y apoyar si realmente quieren que se les ayude. Mantenemos un sistema de ‘puertas abiertas’ y no una cárcel.

Una vez aceptados, permanecen durante un período mínimo de seis meses como residentes de la comunidad. Esto está basado en dos fundamentos:

Inspiración espiritual – en la cual a través de oraciones y estudios bíblicos logran encontrar confianza y fuerza en el amor y poder de Dios para ayudarles a resolver sus problemas.

Terapia de apoyo – A través de trabajo en grupo, encuentran la aceptación y el apoyo necesario para ver sus problemas y encontrar soluciones. A veces el grupo puede funcionar como una especie de ‘teatro’ donde cada persona puede ensayar nuevas conductas, antes de hacerlo en un marco mayor. A nivel individual, los jóvenes reciben atención médica, consejería personal, seguimiento y terapia familiar.

En las palabras de uno de nuestros exdrogadictos: ’Debemos reencontrarnos con Dios y con el trabajo.’ Proveemos un programa de rehabilitación laboral que implica trabajar en la comunidad, aprender a usar el tiempo libre y ayudar a cada miembro a descubrir y usar sus habilidades y dones. Esto ayuda a proveer una fuente de ingresos, tanto para los individuos como para la comunidad. Organizamos una variedad de talleres, tales como carpintería, zapatería y cocina. Al comienzo los miembros prueban los distintos oficios y luego eligen cuál prefieren realizar y aprenden las destrezas necesarias para ese oficio. Nuestros métodos les ayudan a volver a la rutina del trabajo. Esto es muy importante, pues muchas veces han perdido hasta la disciplina personal más básica.

También tratamos de organizar actividades que estimulen el desarrollo espiritual, cultural y social de cada miembro de la comunidad. Entonces, los ponemos en contacto con el arte, el teatro y la literatura. Organizamos visitas a otros grupos y familias.

Al mismo tiempo, participamos en forma activa en la prevención de la drogadicción en la comunidad. Los miembros dan charlas y cursos cortos en iglesias y escuelas. Preparamos también material escrito sobre las drogas y los efectos que tienen sobre las personas y el resto de la sociedad.

Trabajamos mejor en equipo, combinando a personas con experiencia profesional y habilidades técnicas con exdrogadictos, los cuales demuestran por su propia experiencia cómo pueden cambiar las personas. Seguimos el consejo de la Dra Doris Amaya, quien con casi 30 años de experiencia afirma que los programas de mayor éxito han tenido una combinación de profesionales algunos de los cuales son exdrogadictos y otros no, para formar el equipo de tratamiento de adicciones. ‘Se ha notado que la sintomatología de la enfermedad es fácil de reactivar cuando todo el personal es rehabilitado. Para evitar esto, es preferible balancear los dos tipos de profesionales y que los recuperados tengan como mínimo cinco años de rehabilitados.’

La Dra Amaya también dice: ‘Los programas que combinan la ciencia con la creencia en Dios han tenido grandes éxitos. Algunos programas sólo emplean la Biblia, la oración para la recuperación del adicto. Piensan que si la persona se convierte a Cristo, no consumirá más drogas. Sin embargo, los programas que solamente emplean la religión para la recuperación, no funcionan a largo plazo. El poder de Dios tiene que ir de la mano con el conocimiento científico para que se produzca la recuperación.’ Somos una organización abierta. Las iglesias, los académicos y otros nos pueden visitar. Realizamos intercambio entre nuestro personal y el de otros programas de rehabilitación.

¿Por qué el nombre ‘La Roca’?

  • Reflexión
  • Oración
  • Comunión
  • Amor

…sobre la ROCA que es Cristo.

Roberto Parra es el Director de la Comunidad La Roca la cual tiene varios proyectos de rehabilitación de drogadictos en Chile. La Roca, Andwandter 77, Viña del Mar, Chile.

Punto de Vista

por David Partington de Yeldall Manor

El proceso de cambio en la vida de un adicto comienza cuando empezamos a amarlo. El drogadicto es una persona difícil de tratar, mentirosa, complicada y a menudo enferma. Han llegado más allá de poder tratarse ellos mismos pero no más allá de la ayuda de Dios. Leemos en Ezequiel 36: 26–27, ‘Pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré en ustedes mi espíritu y haré que cumplan mis leyes y decretos.’

Muchos años de experiencia trabajando en el área de la rehabilitación de drogadictos nos han enseñado muchas lecciones importantes, más que nada que se necesita el apoyo de toda la iglesia. La iglesia tiene todos los recursos necesarios para traerle esperanza y sanación a una persona con problemas de adicción o enfermedades de personalidad. Es el único lugar donde existe el recurso de ‘amor duro’. Necesitamos ese ‘amor duro’ porque el amor verdadero y la disciplina son esenciales para ayudar a las personas con problemas de adicción.

Llegará el momento en el cual los drogadictos tendrán que decidir si cambiar o morir. El drogadicto siempre tiene la opción de seguir tomando drogas para sentirse mejor. Eso sólo tendrá un resultado al final a no ser que ocurran cambios profundos en poco tiempo. Hay muchos drogadictos que jamás han sentido la seguridad de una vida familiar llena de amor. Pocos han experimentado la bendición de ser amados y aceptados simplemente por lo que son. Es por eso que la iglesia necesita tomar el lugar de esa familia; ofreciendo no sólo aceptación sino también una disciplina amorosa. La iglesia debe ser una comunidad que cura, que comparte la esperanza del Evangelio a través de sus vidas y que da la bienvenida a las personas con problemas!

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