Nuestro tercer estudio de caso viene de Marabo, una aldea de 5.000 habitantes en la República Democrática del Congo. Aunque está cercana al Centro Médico de Nyankunde, un hospital de 250 camas, las actividades de salud estaban limitadas a una posta de salud privada escasamente usada. Había poca infrastructura para la atención primaria de salud y sólo el 23% de los niños estaban completamente inmunizados.
A menudo se decía de la gente de Marabo que era ‘difícil’. (Esto puede simplemente significar que los profesionales de la salud han sido incapaces de entender las dificultades de la población.) Incluso con pacientes que pagaban el costo total, no había manera de conseguir que la posta de salud pudiera autofinanciarse.
En Julio de 1997, después de la guerra y de una prolongada sequía, estudiantes del Institut Pan-Africain de Santé Communautaire (IPASC) efectuaron una encuesta de salud en Marabo. Descubrieron que más de la mitad de los niños menores de cinco años estaban malnutridos y que mucha gente estaba agotada y con falta de motivación.
Atención intrigante
El principio de IPASC es escuchar a una comunidad y luego facilitar su respuesta a los problemas claves. Es así que personal y estudiantes de IPASC visitaron el pueblo varias veces por semana para conocer a la gente y escuchar sus problemas. La comunidad estaba intrigada por esta atención, ya que se habían sentido abandonados por años, pero dentro de diez días formaron un comité para considerar sus problemas en forma lógica. El problema de mayor urgencia era el de los niños malnutridos. Los aldeanos buscaron trabajo de manera que los ingresos proveyeran una comida comunal para los niños. Algunas semanas más tarde, con el estómago lleno, muchos de los patéticos niños habían recuperado su alegría. Entonces los aldeanos pidieron palas. Los agrónomos de IPASC salieron con los estudiantes para dar consejos sobre qué podía cultivarse en forma efectiva y económica. Pronto, los frijoles de soja y otros alimentos nutritivos comenzaron a brotar en las huertas.
La siguiente necesidad expresada por los aldeanos fue la de una fuente de agua protegida. Un estudiante pasó varias semanas trabajando con la comunidad para quitar las malezas de una vertiente e instalar un caño y un revestimiento de cemento para proteger la vertiente. Esta fuente de agua protegida significó que más tarde Marabo fue una de las pocas aldeas de la localidad que se salvaron de una grave epidema de cólera.
Sólo una vez que se lograron mejoramientos en la nutrición, la agricultura y el agua, la comunidad volvió su atención al centro de salud. Se reconstruyó la arruinada choza que previamente se utilizaba como posta de salud, pero necesitaban una enfermera y un stock inicial de medicinas esenciales. IPASC compró algunos medicamentos importantes y envió a un enfermero comunitario, Jean, desde Burundi. Otra enfermera se hizo cargo del cuidado curativo mientras Jean tomaba la responsabilidad de trabajar en estrecho contacto con la comunidad. Su actitud caritativa se ganó rápidamente una afectuosa respuesta. Esto dio por resultado que la atención de salud primaria se hiciera una realidad. En seis meses la cobertura de vacunación para los niños menores de cinco años subió de 23% a 90%. Alrededor de diez pacientes acudían diariamente al centro de salud.
La iniciativa más reciente es de expandir la posta de salud a un centro con sala de maternidad. Un miembro de la comunidad donó 8.000 ladrillos para esto, mientras que otros proporcionaron grandes piedras para los cimientos. IPASC prestó ayuda con sus medios de transporte.
Conclusiones
- El establecimiento de una posta de salud sin definir primero a la comunidad destinataria puede significar que no haya suficiente gente para que la posta se autofinancie. En esta región se necesita una población de 4.000 a 5.000 personas para una posta de salud y de 8.500 a 12.000 para un centro de salud.
- Una posta de salud quizás no sea la necesidad prioritaria. En Marambo, la nutrición, la agricultura Puede que una posta de salud no sea una necesidad prioritaria… y el agua se consideraron mucho más importantes para la comunidad que los medicamentos. Era poco probable que los pacientes acudieran a la posta de salud hasta que no concretaran estas necesidades.. Si no hay pacientes no hay ingreso.
- Descubrimos que una enfermera que ponga el cuidado curativo por encima de la participación de la comunidad raramente tendrá suficientes pacientes para autofinanciarse. Las enfermeras tendrán más posibilidades de granjearse la confianza de la gente si:
- se codean con la comunidad
- visitan a los pacientes de alto riesgo, crónicos y minusválidos
- se relacionan con las preocupaciones cotidianas
- están disponibles para todos los sectores de la comunidad.
- Si la gente tiene confianza en su enfermera comunitaria, será a ella a quién recurrirán cuando se enfermen. Esto aumenta en forma automática la cantidad de pacientes y de esta manera el ingreso de la posta de salud.
- La posta de salud de Marabo es operada por un comité que examina las actividades, el ingreso y los gastos. Esto asegura la participación de la comunidad y les permite entender y controlar el nivel de autofinanciamiento. Los programas asociados (en este caso, IPASC) deben facilitar en vez de imponer desarrollos y fomentar la depedencia.
El autofinanciamiento tiene más que ver con el enfoque de una comunidad que con la operación financiera de una posta de salud.
Compilado por Pat Nickson, Director de IPASC, c/o PO Box 21285, Nairobi, Kenya.