por Ann Burgess.
La cantidad que los niños coman depende de la comida que se les ofrezca, su apetito y cómo sus madres u otros cuidadores los alimenten.
Si los padres se quejan que su niño ‘se niega a comer’, darse tiempo para discutir lo que pueden hacer.
Primero, identificar por qué el niño no está comiendo. Por ejemplo, ¿está el niño enfermo o infeliz? ¿Tiene celos el niño de un nuevo bebé e intenta conseguir más atención? ¿Está cansado el niño a la hora de comer? ¿Es la comida demasiado sazonada o difícil de comer? ¿Tiene el niño suficiente tiempo para comer? ¿Se da al niño dulces, refrescos u otros bocados que les quite el hambre a la hora de comer?
Entonces decidir cómo enfrentar el problema. A menudo esto significa gastar más tiempo y suavemente animar al niño a comer.
A continuación hay algunas sugerencias sobre cómo hacer esto. Es muy importante monitorear la alimentación desde el momento en que los niños empiecen con los alimentos complementarios hasta que tengan dos a tres años de edad o si el niño está enfermo.
Basado en información del Child Health Dialogue (Diálogo de salud infantil) Número 9 1997, Complementary Feeding: family foods for breast-fed children (Alimentación complementaria: los alimentos familiares para los niños lactantes (OMS 2000) y Nutrition for Developing Countries (Nutrición para los países en vías de desarrollo) (Oxford University Press 1992).
Ann Burgess es consultora de la nutrición con muchos años de experiencia en Africa Oriental. E-mail: [email protected]