Ha habido guerra en la República Democrática del Congo desde 1996. Este conflicto tiene muchas causas diferentes, incluyendo la lucha por el poder político, la pugna por el control de los recursos naturales, el mal gobierno, y las diferencias étnicas y tribales.
Los lugareños de Malanda, donde nací, pertenecen a dos tribus diferentes: la de Babembe y la que habla el dialecto Kinyarwanda. Estas dos tribus tenían una tradición larga de vida pacífica a pesar de sus costumbres diferentes. Pero en 2002, debido a la guerra, Malanda era casi un pueblo fantasma; el 70% de sus habitantes había huido y muchas casas estaban quemadas. Hoy, Malanda vibra con vida de nuevo. El pueblo y su iglesia local se consideran ahora como modelo de perdón y reconciliación en la región entera. ¿Qué pasó?
A principios de 2003, la iglesia pentecostal, CELPA, organizó un retiro para los pastores locales. El tema del retiro era el perdón y la reconciliación. Asistieron al retiro dos pastores de Malanda, uno era un miembro de la tribu que habla Kinyarwanda que había permanecido en el pueblo, y el otro venía del área del bosque dónde los otros habitantes de Malanda habían encontrado refugio. Los dos pastores se comprometieron a trabajar para lograr el perdón y la reconciliación entre la gente de Malanda.
La tarea no era fácil ya que los lugareños de Malanda se habían convertido en enemigos y evitaban encontrarse. Un grupo vivía en el bosque y el otro en el pueblo. Estaban separados por un gran río. La comunicación era difícil. Los dos pastores emitieron invitaciones para una reunión mediante cartas que ambos dejaron colgadas de una varilla en el puente que cruza el río. Los dos pastores se reunían en el puente, pero nadie más asistía a esas reuniones.
Paso a paso
Después de unos días, cada pastor empezó a traer a algunas personas consigo, principalmente miembros de la iglesia, para reunirse con el otro grupo en el puente. Pero lo único que hacía cada grupo era quedarse parado a un lado del río y hablarle en voz alta al otro grupo. No se acercaban por miedo de ser atacados. Finalmente, algunas personas de ambos lados que habían sido miembros del grupo de oración de la iglesia que oraban y ayunaban juntos antes del conflicto estuvieron de acuerdo en reunirse y orar juntos durante tres días a un lado del puente. Los dos pastores se unieron a ellos. Los que se juntaron se perdonaron y oraron por el perdón y la reconciliación entre los lugareños. La primera decisión que tomaron fue convencer a la enfermera del pueblo y al director de la escuela, que estaban con el grupo en el bosque, de que regresaran al pueblo para trabajar bajo la protección de la iglesia. Las personas que se quedaron en el pueblo necesitaban sus servicios profesionales en el dispensario y la escuela.
Durante dos semanas viajaron todos los días entre las dos áreas para trabajar en el pueblo. Entonces la enfermera, el maestro y las familias de dos miembros del grupo de oración decidieron volver al pueblo. Tuvo lugar un intercambio de mensajes a través del río pidiendo y ofreciendo perdón. El movimiento de personas, regalos, mercaderías y servicios de un lado al otro del río intensificó. La reconciliación se estaba llevando a cabo. Muchas personas regresaron al pueblo para reconstruir sus casas. Finalmente, la iglesia de CELPA decidió organizar un día de oración y de celebración en el pueblo para marcar la reconciliación plena. El evento estuvo abierto a todos los lugareños, sin tomar en cuenta su tribu o su religión. La gente oró, cantó, bailó y lloró. Finalmente, los jefes y los líderes de la iglesia local hicieron una declaración pública que todos los lugareños de Malanda ahora estarían unidos para oponerse a cualquier evento que pudiera dividirlos de nuevo.
Sadiki Byombuka, Asesor Regional de Tearfund para RDC-CAR (Basado en Bukavu/RDC). E-mail: [email protected]