Acordaron construir una escuela en el recinto de la iglesia y recaudaron fondos para poder llevar adelante la obra. Como resultado, se inauguró la escuela Royal Christian College. Los alumnos debían pagar una pequeña matrícula para que se le pudiera pagar un modesto salario al personal docente.
Si bien el proyecto contó con la participación del liderazgo local desde el principio, la iglesia y la comunidad no hicieron partícipe a la Oficina de Educación Distrital. A medida que la escuela se expandió y su número de estudiantes creció, los requisitos del Gobierno local se hicieron evidentes. El Gobierno explicó que la escuela debía registrarse con el Ministerio de Educación a fin de que la Junta Nacional de Exámenes de Uganda pudiera acreditarla como un centro de exámenes oficial. Asimismo, el Gobierno manifestó que la escuela debía contar con un laboratorio para las clases de ciencia. El Gobierno aclaró a la comunidad que si la escuela no cumplía estos requisitos, sería cerrada.
Al no haberse percatado de los requisitos legales ni haber consultado las políticas en materia de educación pertinentes para establecer una escuela, la iglesia y la comunidad quedaron pasmadas con la noticia. No habían comprendido que el proyecto de establecer una escuela debía cumplir con normas gubernamentales.
En la actualidad, la comunidad está comenzando a trabajar con la Oficina de Educación Distrital para garantizar el cumplimiento de las normas del Ministerio de Educación. Para la comunidad, ha sido toda una lección entender la importancia de trabajar junto con los funcionarios gubernamentales desde el principio en sus esfuerzos de instaurar cambios transformadores a largo plazo en la aldea. Ahora, la comunidad ha solicitado a PAG capacitación en materia de incidencia para aprender a interactuar con el Gobierno local, y conocer y comprender las políticas gubernamentales.