Una de las organizaciones socias de Tearfund en Jordania da clases de ejercicios a hombres refugiados de Iraq y Siria. Las clases se han vuelto muy populares y han resultado sumamente beneficiosas.
A Walid, el mentor, sus alumnos le dicen afectuosamente «El Capitán». Aunque carece de un equipo de gimnasia caro, sin duda, le sobra entusiasmo.
Sus clases se basan en el trabajo de equipo, la amistad y el estímulo. Entre los participantes, hay desde un niño de tres años hasta un hombre de setenta y tantos. En un rincón de la sala, una pierna ortopédica se apoya contra la pared, mientras su dueño participa de rodillas en los ejercicios. El ambiente es alegre. Es fácil obviar el hecho de que la sala está llena de hombres que han sufrido a causa de sus experiencias en la guerra y la persecución.
Un gran número de refugiados en Jordania luchan contra la depresión. Solo algunos logran encontrar trabajo. Por lo general, son personas que sufren traumas a causa del conflicto del que han huido. Todo esto tiene un efecto en sus vidas familiares, y la violencia doméstica es común en las familias de refugiados.
Ghassan tiene 52 años y es refugiado de Iraq. Va a la clase con su nieto de tres años, Khalil. En Iraq, lo confundieron por un sospechoso terrorista, lo arrestaron y lo torturaron.
«Gracias a estas clases, los participantes ahora tienen confianza en sí mismos y esperanza en la vida», asegura. «Hay otras organizaciones que nos ayudan con comida. La comida es importante, pero para mí, no es más importante que el alma. Cuando vengo aquí, puedo olvidar, y eso me ayuda a estar en paz».
Walid sabe que lo que proporciona es más que comida. «Cada semana, comenzamos hablando sobre un tema», cuenta. «Nos centramos principalmente en los valores. Hablamos sobre la honestidad, el compromiso y la autodisciplina, y todos aceptan estos conceptos. Después de la charla, les pido que hagan algunos ejercicios».
Suleiman, un granjero sirio, dice que las clases lo han beneficiado enormemente.
«Durante las últimas dos o tres semanas, he cambiado más que durante los tres años en que he estado en Jordania», señala. «Mi esposa me dijo: “¡Si esas clases fueran todos los días, me gustaría que fueras todos los días!”».
La buena relación con el mentor ha contribuido en gran medida al éxito del proyecto. Según Ghassan, «el mentor es verdaderamente como mi hermano y esto me ayuda a mejorar».
Al comienzo del proyecto, las clases se realizaban en los edificios de la comunidad. Ahora, se ha involucrado la iglesia local. Las iglesias proporcionan mentores y los espacios para que los grupos hagan sus clases. Lo hacen como un medio de apoyar a sus comunidades cambiantes, brindando afecto y prestando un cuidado integral a la persona.
Ideas para sacar provecho a este artículo
¿Podría su iglesia o grupo organizar clases similares para hombres, mujeres o jóvenes en su comunidad?
Ben Cohen es editor web de Tearfund. La información para elaborar este artículo fue aportada por Stella Chetham, que fue responsable de comunicaciones de Tearfund para Oriente Medio.
Correo electrónico: [email protected]
Ejemplo de plan de ejercicios
En la pág. 13 se incluyen algunos ejercicios que realiza el equipo de Jordania. Los puede hacer en casa o en un grupo. Puede elegir los ejercicios y repetirlos las veces que desee.
Comience con ejercicios de estiramiento y de calentamiento (p. ej., trotar en el mismo lugar, tocarse los dedos de los pies, hacer círculos con los brazos, girar los tobillos y estirar el cuello de lado a lado).
A continuación, ofrecemos una rutina de ejemplo:
30 elevaciones de rodillas ➜ 10 abdominales
30 saltos de tijera ➜ 10 abdominales
10 burpees ➜ 10 abdominales
10 sentadillas ➜ 10 abdominales
10 flexiones ➜ 10 abdominales
10 flexiones ➜ 10 abdominales
10 sentadillas ➜ 10 abdominales
10 burpees ➜ Plancha de un minuto
30 elevaciones de rodillas ➜ 10 abdominales
30 saltos de tijera
Repita esta rutina tres veces, con un pequeño descanso después de cada ciclo.