por Dr Tom Crusz.
Hace años, la viruela era una enfermedad espantosa que mataba a elevados números de gente en todo el mundo. No se podía encontrar ningún tratamiento. La gente que sobrevivía nunca volvía a sufrir la viruela. Se había vuelto ‘inmune’. Las vacas también sufrían de un tipo de viruela llamada ‘vacuna’. Un doctor inglés, Edward Jenner notó que la gente que sufría de ‘vacuna’ no se contagiaba de la viruela.
En 1796 el doctor sacó líquido de una ampolla producida por la ‘vacuna’ en la mano de Sarah Nelmes quien estaba enferma de ‘vacuna’ y arañó la piel de James Phipps de ocho años con una espina, echándole este líquido. El niño no tuvo ninguna reacción y nunca sufrió de la viruela. Este famoso experimento fue la primera vacuna. El nombre de la vacuna viene del latín, de la palabra ‘vacuna’, que era el nombre de la enfermedad de las vacas - en honor a Jenner.
Cuando nos contagiamos de una enfermedad, nuestro cuerpo hace proteínas especiales llamadas anticuerpos durante la enfermedad. Estos anticuerpos nos ayudan a luchar contra la enfermedad y normalmente nos mejoramos. Si tenemos bastantes anticuerpos en nuestro cuerpo, es muy probable que no volvamos a sufrir de la misma enfermedad. La gente que se recupera de sarampión, tos ferina o viruela no vuelve a enfermarse de eso porque tiene anticuerpos - está inmune. Sin embargo, cuando se trata de una enfermedad muy grave, puede ser que el cuerpo no pueda hacer suficientes anticuerpos en el tiempo necesario para combatir la enfermedad. Entonces esa persona o ese niño puede morir. Cuando se nos vacuna, se inyecta el cuerpo con una pequeña cantidad de gérmenes muertos o inactivos de la enfermedad. La vacuna no nos contagiará la enfermedad ni nos hará enfermarnos, pero sí estimulará al cuerpo para que forme anticuerpos contra ese germen. Estos anticuerpos se quedarán en nuestra sangre y nos protegerán de la enfermedad en el futuro.
En el caso de algunas vacunas ‘vivas’ como la vacuna contra el sarampión o la antituberculosa, una sola dosis es suficiente para dar protección de por vida. Otras como la antipolio y las antidiftérica, antitosferínica y la antitetánica (hechas de material muerto) necesitan varias dosis para dar protección máxima de por vida.
Después de recibir la vacuna, demora varias semanas para que nuestros cuerpos formen bastantes anticuerpos. Es muy importante seguir el programa recomendado de vacunas. Estos programas normalmente requieren cuatro semanas entre vacunas. La antipolio y las vacunas antidiftérica, antitosferínica y antitetánica se pueden dar a un bebé el mismo día sin ningún problema y el cuerpo del bebé formará anticuerpos para todas estas vacunas. Ahora que usted comprende el efecto de las vacunas, verá por qué es inútil darle la vacuna contra el sarampión a un niño que ya tiene la enfermedad.
Es fundamental que las vacunas se mantengan a la temperatura correcta. Las vacunas malogradas (inactivas) son inútiles. Los niños no estarán protegidos contra la enfermedad si se les da una vacuna inútil. Si hay duda es mejor botar la vacuna. Es mejor esperar algunas semanas a que lleguen más vacunas que arriesgar la vida de los niños - y perjudicar la confianza que ha puesto la gente en la inmunización.
La viruela se erradicó hace más de diez años porque hubo una campaña mundial exitosa de vacunación. Es nuestro deber asegurar que los niños en todas nuestras comunidades reciban sus vacunas en el momento apropiado. De esta manera, podemos hacer nuestra parte en ayudar a erradicar más de estas enfermedades peligrosas.
El Dr Tom Crusz es de Sri Lanka y trabaja para NE Thames Regional Blood Transfusion Service (un servicio de transfusiones de sangre en Londres).