En los primeros tiempos de la iglesia cristiana, Pablo les pidió a sus simpatizantes en la ciudad de Corinto que reservaran de forma regular una pequeña parte de sus ingresos para ayudar a las personas de Jerusalén afectadas por la hambruna y la pobreza. Las cartas que envió a los corintios se han transformado en la base de las enseñanzas cristianas sobre generosidad, recaudación de fondos y rendición de cuentas.
Generosidad
Pablo no pidió dinero, sino que les enseñó a sus simpatizantes a dar con generosidad. Los animó a reservar dinero de forma regular con el fin de que siempre tuvieran fondos disponibles para compartir.
«En cuanto a la colecta para los creyentes, sigan las instrucciones que di a las iglesias de Galacia. El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya» (1 Corintios 16:1–2 NVI).
Recaudación de fondos
Pablo luego ordenó a los corintios escoger personas de confianza para que administraran y distribuyeran las donaciones. Una administración deficiente o corrupta de los fondos habría disuadido a la gente de participar en la recaudación.
«Luego, cuando llegue, daré cartas de presentación a los que ustedes hayan aprobado y los enviaré a Jerusalén con los donativos que hayan recogido.» (1 Corintios 16:3 NVI).
Estas cartas de presentación sirvieron de prueba respecto a que las personas a cargo del dinero eran de confianza.
Rendición de cuentas
En la segunda carta de Pablo a los corintios, se mencionan las reglas que siguieron quienes participaban en la campaña de recaudación de fondos. Por ejemplo, viajaban en pareja, lo cual limitaba la tentación o las oportunidades de robar. Esto suponía esfuerzos adicionales, pero tomaban estas precauciones para asegurarse de honrar a Dios en todo lo que hacían.
«Evitando que nadie nos desacredite con respecto a este abundante donativo que administramos. Porque procuramos que las cosas sean honestas, no solo delante del Señor, sino también delante de los hombres» (2 Corintios 8:20–21).
Cuando alguien financia un trabajo, espera que el dinero sea bien utilizado. Si se gasta adecuadamente, volverá a confiar su dinero a la iglesia o la organización. Sin embargo, si no se utiliza de forma sensata, no estará dispuesto a financiar el trabajo en el futuro y es posible que la reputación de la organización resulte perjudicada.
Grupos de rendición de cuentas
Existen diferentes maneras de rendir cuentas, por ejemplo, durante reuniones, presentando informes periódicos y realizando evaluaciones independientes.