Sheryl Haw es la exdirectora internacional de la red Miqueas Global. Ha vivido y trabajado en varios países, entre ellos Zimbabue, su país de origen. En esta entrevista, reflexiona sobre algunas preguntas comunes relacionadas con la pandemia de Covid-19.
¿Es Covid-19 el juicio de Dios?
Los discípulos de Jesús tuvieron una preocupación similar en Lucas 13:1–5. Los que murieron a manos de Pilato o aplastados por el derrumbe de la torre de Siloé ¿eran ellos más pecadores que otros? ¿Fue esto el juicio? Jesús claramente dice «no». Covid-19 no debe considerarse el juicio de Dios.
Sin embargo, Jesús sí destaca que dichos acontecimientos deben tomarse en serio. La vida es muy valiosa y frágil. Solo tenemos una vida que vivir, y nadie sabe cuándo terminará. Jesús nos anima a reflexionar detenidamente acerca de nuestras prioridades y acciones. Al final, cada uno de nosotros deberá rendir cuentas de la vida que vive (Romanos 14:12). Jesús nos insta a alejarnos del mal, elegir el bien, elegir la vida y seguirlo.
¿Por qué ha ocurrido la pandemia de Covid-19?
El brote de Covid-19 no es un «desastre natural». Cuando las personas están en contacto estrecho con los animales, los virus de los animales se pueden transmitir a las personas. La deforestación, el comercio de carne de animales salvajes, el tráfico de animales salvajes y las prácticas agrícolas no sostenibles hacen que esto ocurra con más facilidad.
Las reglas de Levítico acerca de las prácticas de alimentación e higiene se relacionan tanto con la salud y como con la teología. La importancia del lavado, saber qué estaba o no estaba limpio y cómo evitar la contaminación demuestran la preocupación de Dios por la salud de las personas (ver, por ejemplo, Levítico 11).
Si Dios se interesó en tanto detalle, también deberíamos hacerlo nosotros. La iglesia debe mostrar el camino enseñando y dando el ejemplo en cuestiones de salud, higiene y protección del medio ambiente.
¿Deberían temer los cristianos?
Es natural estar preocupados por el Covid-19 o cualquier otra amenaza a nuestra salud y bienestar, pero Dios promete estar siempre con nosotros (Romanos 8:38–39). Nos ha dado un espíritu, no de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7).
Podemos dar un paso adelante en fe y esperanza (1 Corintios 13) mientras buscamos formas de bendecir, ayudar y cuidar a nuestras comunidades.
¿Es Covid-19 una señal del fin del mundo?
La descripción bíblica del «fin del mundo» hace referencia no solo a un tiempo futuro, sino a todo el tiempo desde la primera venida de Cristo hasta su regreso (Hebreos 1:1–2).
En toda generación, algunas personas intentan predecir cuándo regresará Jesús. No obstante, él claramente advirtió a sus discípulos que nadie sabe el día y la hora (Marcos 13:32). Nuestra función es vivir preparados para que nos encuentre haciendo lo que hemos sido llamados a hacer. Podemos ver sucesos como la pandemia de Covid-19 como la creación que gime y anhela el regreso de Cristo (Romanos 8:22).
¿De qué podemos estar seguros?
Romanos 8:28 dice: «Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto es, a los que son llamados conforme a su propósito».
Dios es luz: en él no hay oscuridad. Él no hace que pasen cosas malas, pero sí interviene en cada situación para que ocurran cosas buenas. Dios no promete librarnos del sufrimiento, pero sí promete darnos lo que necesitamos para glorificarlo (Hebreos 13:20–21).
Habrá un tiempo en que Dios morará todo en todo momento entre nosotros, en un cielo y una tierra transformados (Apocalipsis 21 y 22). Entonces, no habrá más sufrimiento, enfermedad o muerte, y el mundo natural en su amplitud florecerá con nosotros. Podemos dejar que esa esperanza futura motive la forma en que vivimos nuestras vidas, mientras nos aferramos a Dios, nuestra roca, oramos por el fin del Covid-19 y cuidamos de las personas que nos rodean.