Entrevista a Deogratias Mwakamubaya, coordinador de la respuesta al ébola de Tearfund en la República Democrática del Congo
Cuéntenos sobre el ébola.
El virus del ébola causa una enfermedad aguda grave que, si no se trata, suele ser mortal. El virus se transmite de animales salvajes a personas y, luego, de una persona a otra por contacto directo con sangre o líquidos corporales de alguien que está enfermo o que ha muerto a causa de ébola.
Los síntomas pueden aparecer de forma repentina e incluyen fiebre, cansancio, dolores musculares, dolores de cabeza y dolor de garganta, seguidos de vómitos, diarrea y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
El brote de ébola ocurrido entre 2014 y 2016 en África occidental fue el más extenso y complejo desde que se descubrió el virus en 1976. Se originó en Guinea y se extendió a países limítrofes como Sierra Leona y Liberia. El brote en el este de la República Democrática del Congo comenzó en 2018.
¿Cómo puede controlarse el ébola?
Los brotes solo pueden controlarse si las comunidades se involucran. El lavado de manos frecuente, la desinfección de las superficies, el diagnóstico temprano y los funerales seguros y dignos son todos importantes. Se debe monitorear la salud de las personas que han estado en contacto con alguien que ha contraído la enfermedad para poder brindarles tratamiento inmediato si presentan algún síntoma.
Los pacientes reciben una serie de medicamentos; cuanto antes empiecen a tomarlos, mayores serán sus posibilidades de recuperarse. Se están desarrollando vacunas contra el ébola y se han utilizado en la República Democrática del Congo para ayudar a controlar la propagación del virus.
¿Qué desafíos se enfrentan en la República Democrática del Congo?
Antes del brote de ébola, el país ya hacía frente a muchos otros problemas, como la inseguridad, el acceso limitado a agua potable y la malnutrición infantil.
Cuando comenzó el brote, algunas personas no creían en la existencia del virus por tratarse de una enfermedad nueva que nunca habían visto. Los primeros síntomas de ébola son similares a los de otras enfermedades comunes, como la malaria y la fiebre tifoidea. Algunas personas desconfiaban de los que venían de otros lugares a ayudar a contener el virus. Los acusaban de beneficiarse de la enfermedad y de difundir información falsa.
Por desgracia, esta desconfianza desató violencia contra las personas que estaban respondiendo al brote. Debido al estigma relacionado con la enfermedad, muchas personas no acudían a los servicios de salud, y, a veces, se hacían entierros en secreto. Todo esto contribuyó a la propagación del ébola en República Democrática del Congo.
¿Cómo respondió usted?
Unimos esfuerzos con una red de iglesias evangélicas para impartir un taller para personas de distintas partes de la comunidad. En el taller, se pusieron sobre la mesa los motivos por los que la comunidad se resistía a adoptar las medidas que se habían tomado para reducir la propagación del ébola. Se animó a los participantes a que propusieran acciones destinadas a disminuir el estigma, detener la violencia y ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad.
Al cabo del taller, los participantes trabajaron juntos para reinstaurar la confianza en la comunidad. En la actualidad, los mensajes importantes sobre la prevención, identificación y respuesta al ébola se difunden mucho más ampliamente y se redactan en un lenguaje claro que todos pueden entender.
Además, junto con las comunidades, construimos baños y puestos para el lavado, y equipamos los centros de salud. También, montamos unidades de aislamiento, unidades de triaje, (sistema de selección y clasificación de pacientes) e incineradores para desechar residuos sólidos.