Esly Carvalho.
¿Cómo puede la iglesia enfrentar los problemas de la violencia doméstica? Recientemente se publicó una investigación por el Banco Interamericano de Desarrollo, con algunas conclusiones chocantes:
- Alrededor del 30-40% de las mujeres latinoamericanas ha sufrido algún tipo de violencia en la familia. Una de cada cinco mujeres está ausente del trabajo debido a violencia física en la casa.
- En Brasil, el 30% de las mujeres que se quejaron de violencia en la casa en 1997 volvió a la policía al día siguiente para retirar su denuncia. Las mujeres que no son autosuficientes económica-mente frecuentemente permanecen al lado de los que las agredieron.
- En Nicaragua, el estudio mostró que el 41% de las mujeres sin un ingreso independiente fue víctima de la violencia, aunque sólo el 10% de las mujeres que ganaban un ingreso independiente sufrió violencia.
- Más de la mitad de los hombres que dañan físicamente a sus esposas también abusan de sus niños. En São Paulo, Brasil, el 64% de las denuncias de violencia física contra los niños sucede en sus propias casas. ‘La experiencia ha demostrado que la mayoría de los niños de la calle dejó el hogar debido a la violencia familiar.’ 1
- Un reciente informe de la OMS encontró que casi la mitad de las mujeres asesinadas en todo el mundo fueron muertas por miembros de la familia o novios. En algunos países esto subió al 70%.
Estas estadísticas son alarmantes. La violencia doméstica también sucede en los hogares cristianos. Algunas de las personas que cometen violencia doméstica van a la iglesia todos los domingos – algunos incluso tienen posiciones de dirección en sus iglesias. La violencia doméstica es uno de los secretos mejor guardados.
Pensamientos poco útiles
Muchas mujeres dicen que aguantan la violencia debido a sus niños. Piensan que es mejor darles un hogar a los niños con un padre violento, que vivir en un hogar roto. El problema con este pensamiento es que la mujer se transforma en cómplice de la violencia. Permite que continúe el comportamiento de su marido, sin romper el ciclo. Ella no protege a sus niños de la violencia.
La iglesia no siempre sabe enfrentarse sabiamente con los problemas en los hogares en que existe la violencia. Decirle a una mujer que tiene que aguantarla no es una buena solución. Amenazarla con disciplina o con expulsión de la iglesia si se separa tampoco ayuda mucho. A veces la enseñanza de la iglesia le obliga a una esposa a que continúe con un marido violento. Debe hacerse todo el esfuerzo posible para rescatar la relación marital, pero cuando una mujer abusada no quiere regresar a la casa a un marido violento, la iglesia debe apoyar su decisión.
Cómo romper el silencio
Creo que, como cristianos, necesitamos romper el silencio. Dios no quiere que exista ningún tipo de violencia en el hogar. Colosenses 3:12-15 nos enseña que Dios nos ha hecho un llamado a la paz. Debemos tratarnos mutuamente con humildad, haciendo todo en un espíritu de gratitud a Dios y unidos todos por el amor. La iglesia ha de ser la primera en alzar su voz exponiendo el terrible secreto de la violencia doméstica.
Debe apoyar a la gente involucrada en tales situaciones para que pueda encontrar soluciones buenas, saludables y bíblicas a sus conflictos, incluyendo nuevos métodos de comunicación dentro de las familias.
Adaptado de información en el capítulo 3 de La familia en crisis por Esly Carvalho, publicado por Publicaciones de IINDEF, Costa Rica.
1 Informe de la Agencia de Comunicación Latino-americana y del Caribe (ACLC), 24 de julio de 1998; Apartado 14-225, Lima 14, Perú; por Edelberto Behs. Publicaciones sobre mujeres y violencia doméstica: www.iadb.org