¿Alguna vez le han herido las palabras de un amigo o colega? ¿Cómo se sintió? ¿De qué manera cambió su relación con esa persona?
Es probable que cada uno de nosotros haya sido herido por las palabras de otros. Como resultado, pueden levantarse barreras entre las personas y la comunicación puede volverse menos eficaz.
Leamos Efesios 4:20-32
Cuando tratamos de mirar a través de una ventana de cristal sucia, a menudo vemos solamente el sucio y no el panorama. Cuando las personas están enojadas o descontentas, a menudo comunican estas emociones por medio de sus palabras.
- ¿De qué manera sus acciones y palabras, positivas y negativas, afectan a las personas con quienes vive y trabaja?
- Hable con un amigo sobre cómo ser un aliento para los demás.
- Considere cómo puede utilizar las palabras más cuidadosamente.
¡Algunas personas dicen que es aún más importante utilizar nuestros oídos que utilizar nuestras bocas!
Proverbios 18:13 dice, ‘Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar.’
Escuchar es importante. Se pudieran evitar muchos desacuerdos y mucho dolor si a las personas les importaran los demás lo suficiente como para elegir escuchar atentamente. Escuchar es una acción intencionada. Tenemos que decidir escuchar a alguien. Por lo general, no sucede simplemente por accidente. Cuando no logramos escuchar, comunicamos a la otra persona que no nos importan sus pensamientos ni ideas.
De la misma manera en que nos entrenamos para ser buenos en un deporte, debemos practicar la buena comunicación para tener relaciones positivas y eficaces. Es un desafío de toda la vida. Debemos monitorear nuestro propio avance y pedir ayuda a otras personas que puedan darnos respuestas honestas. También tenemos que aprender cómo escuchar a Dios.
La autora, Catherine Young, trabaja con SIL International en Asia como consultora de educación multilingüe. E-mail: [email protected]