Estando sentado debajo de un árbol de mango con un pequeño grupo de agricultores de Uganda, hace ocho años, pensaba que había encontrado la asignación perfecta como voluntario. Una semana conversábamos sobre los beneficios relativos del ají picante y de las cebollas para ahuyentar insectos, y la próxima semana hablábamos sobre los diversos diseños de cocinas de bajo consumo de combustible. Trabajar con una ONG (organización no gubernamental) pequeña, conversar cada día con los agricultores, usar métodos participativos para ayudarles a encontrar soluciones a sus problemas y ver las pequeñas mejoras semana tras semana fue una experiencia que nunca olvidaré.
Pero pronto me di cuenta de dos cosas:
- había una enorme demanda de este tipo de conocimiento básico
- esta demanda nunca iba a ser satisfecha enseñándoles a pequeños grupos de agricultores debajo de árboles de mango.
Necesitaba materiales de enseñanza para que estos mensajes alcanzaran una mayor audiencia, y para permitirles a los agricultores enseñarse a sí mismos. Pero lo único que encontré fueron extensos libros de texto en blanco y negro con muy pocas imágenes y demasiado lenguaje técnico. Los materiales de enseñanza parecían haber sido diseñados más para científicos que para agricultores. Desde mi llegada a Uganda me habían impresionado las campañas educativas sobre el VIH. A los lados de las carreteras había coloridas carteleras mostrando condones, y en los bares y restaurantes había afiches sobre la fidelidad y la abstinencia. Podía verse cómo el país se había convertido en una historia de éxito al reducir a la mitad la prevalencia del VIH en diez años.
Empecé a preguntarme por qué la agricultura y los medios de subsistencia no estaban recibiendo la misma atención que el VIH y el sector de la salud. ¿Por qué no había carteleras sobre la siembra de frutas y vegetales? ¿Por qué no había carteleras sobre cómo hacer composte y cubiertas orgánicas? Y en ese momento me di cuenta que quería hacer por la agricultura lo que ya se había hecho por el VIH.
El proceso de diseño
En el 2004 fundé Fourthway para publicar materiales de enseñanza para agricultores con los mismos estándares de los que existían en el sector de la salud. La idea original era diseñar materiales que demostraran técnicas simples para mejorar el rendimiento y que no tuvieran costo para los agricultores. Los primeros prototipos (versiones en borrador) mostraban cómo hacer composte, abono líquido, y pesticida orgánico simple. Estaban diseñados con muchas fotos y pocas palabras de modo que fueran fáciles de entender.
Llevamos nuestros borradores prototipo a algunas ONG locales de Uganda. Su primera reacción fue de sorpresa: 'Nunca antes habíamos visto algo similar, pero ya les puedo decir que esto lo necesitamos mucho', dijo una. '¿Quiere decir que se nos permite sugerir cambios?' dijo otra. A veces tomaba tiempo explicar que queríamos crear materiales con la participación de las ONG.
Trabajar con las ONG nos ofreció experiencia práctica y técnica. Los trabajadores de extensión también hicieron las siguientes sugerencias:
- hacer afiches en lugar de libros - cosas que pudieran ser clavadas con chinchetas y ser vistas en todas partes
- hacer que lucieran modernas, para desafiar la idea de que la agricultura es algo anticuado.
Las sugerencias de los agricultores nos ayudaron a simplificar las instrucciones. Ellos nos dijeron que incluyéramos fotos y citas para mostrar cómo los afiches estaban fundamentados en la práctica de la vida real.
Este ciclo de desarrollo ha continuado desde el 2004. Producimos prototipos, los probamos con los trabajadores de extensión y luego con los agricultores. Hemos producido cientos de miles de afiches en toda África Oriental para gobiernos y ONG. La producción en masa nos ha permitido mantener los costos bajos. Cinco años después, algunas organizaciones relacionadas con la salud están fijándose en la agricultura para encontrar nuevas ideas de diseño.
