Idea 2: ¡Ese soy yo!
Esta actividad puede ayudar a fortalecer el sentido de identidad de un niño y desarrollar su autoestima.
Haga que el niño se mire en un espejo. Mientras se esté mirando, hágale las siguientes preguntas:
- ¿Qué ves?
- ¿Quién te creó?
- ¿Cuántas personas en el mundo se parecen a ti? (Indíquele que Dios lo creó a él de una manera única y especial. Dígale que todo lo que ha creado Dios es bueno y bello, incluido él).
- ¿Cómo eres físicamente? ¿Puedes describirte a ti mismo?
- ¿Qué te gusta de ti? ¿Qué tienes de especial?
Luego, cree junto con el niño un objeto de arte sobre este tema. A continuación, le sugerimos algunas ideas, pero también puede pensar en otras posibilidades.
- Con pintura o tinta no tóxica, pídale al niño que imprima la huella de su mano en el centro de una hoja de papel. De lo contrario, el niño puede dibujar la silueta de su mano y colorearla.
- Pídale que escriba dentro o fuera de la huella «Yo soy único».
- Anímelo a escribir en cada uno de los dedos las cosas que le gustan sobre sí mismo.
- Mida al niño y anote el resultado en la hoja con la fecha.
- Pídale que pegue un mechón de su pelo en el papel.
Esto puede formar parte de una serie de actividades de arte sobre temas como «De dónde soy», «Mis amigos» y «Mis esperanzas para el futuro». Los niños pueden recopilar estos trabajos en una carpeta y decorar la cubierta.
Idea 3: Modificación de la memoria
Esta actividad puede ayudar a los niños a abordar los eventos aterradores que han ocurrido en su vida.
Solo permitiendo que los niños dibujen o pinten cualquier cosa que quieran y demostrando interés en lo que hayan creado les ayudará a expresar sus pensamientos y sentimientos. Hágales preguntas como «¿de qué se trata tu dibujo?», «¿quiénes aparecen en él?» y «¿qué están haciendo?» Si esto revela que un niño está asustado, puede recurrir a la siguiente actividad:
Cuéntele una historia sobre personas o animales que sentían mucho miedo de algo. De improviso, algo ocurrió que los liberó del peligro. Es posible que apareciera otra persona u otro animal que haya hecho que su temor desapareciera (un ejemplo de la Biblia es la historia de Jesús que calma la tormenta cuando los discípulos tenían miedo).
Vuelva la atención al dibujo que el niño hizo de la situación en que tenía miedo. Pregúntele qué lo ayudó en esta situación y cómo desapareció su miedo. Si al niño no se le ocurre nada que responder, anímelo a imaginarse algo con la siguiente pregunta: «¿qué te habría ayudado?». Pida al niño que incluya en el dibujo a esta persona o cosa que lo ayudó con el fin de modificar la memoria.
Illustraciones: Amy Levene/Wingfinger