Las iglesias desempeñan un papel muy importante durante brotes como los de ébola y Covid-19. Además de transmitir esperanza y prestar cuidados prácticos, pueden promover mensajes de salud claros y predicar con el ejemplo. A continuación, damos algunos consejos prácticos sobre lo que pueden hacer las iglesias y sus líderes para responder adecuadamente a una crisis de salud pública.
Promover mensajes correctos
Difundir mensajes correctos, claros y actualizados acerca de la enfermedad, adecuados al contexto y apoyados en asesoramiento científico (p. ej., el prestado por la Organización Mundial de la Salud). Utilizar formas creativas de difundir información; por ejemplo, mediante reuniones entre la iglesia y la comunidad (si estuviese permitido), bailes, dramatizaciones, llamadas telefónicas, publicaciones en medios sociales y difusiones en radios comunitarias y por medio de videos y carteles.
Todos los mensajes deben explicar claramente cómo reducir la propagación de la enfermedad.
Cuestionar los mensajes falsos
El miedo y la falta de comprensión generan pánico. Las acusaciones falsas que podrían hacerse contra las personas que han contraído la enfermedad causan estigma y discriminación.
Escuche a su comunidad para saber si están circulando mensajes nocivos; si es así, pronúnciese y corríjalos. Intente calmar miedos y promover actitudes y comportamientos positivos con amabilidad y sin juzgar.
Ayude a los miembros de la iglesia a usar la Biblia para decidir cómo responder a la enfermedad. La Biblia nos enseña que no debemos culpar a las personas que se enferman. Por el contrario, somos llamados a bendecir a las personas que nos rodean de forma práctica, emocional y espiritual (Mateo 5:13–16).
Cuidar de la congregación
Los miembros de la iglesia podrían estar sintiéndose aislados, atemorizados o apenados. Algunos podrían estar enfermos o lamentando la muerte de seres queridos. Otros podrían estar pasando por dificultades económicas.
Si no es posible reunirse en persona, busque nuevas formas para que los miembros puedan interactuar y apoyarse mutuamente; por ejemplo, a través de llamadas de video, llamadas telefónicas o grupos de WhatsApp.
Adoptar comportamientos seguros
Todos los miembros de la iglesia deberían predicar con el ejemplo y comportarse de formas que tengan el potencial de salvar vidas y evitar la propagación de la enfermedad, como el lavado de manos frecuente.
Cuidar de la comunidad
Como el cuerpo de Cristo, somos llamados a amar a Dios y al prójimo (Marcos 12:30–31). Debemos comportarnos como lo hizo Jesús durante tiempos de crisis, pregonando y viviendo vidas de esperanza, amor y cuidado de las personas que nos rodean.
Esto puede incluir, estar atentos a las personas vulnerables o que se encuentran aisladas y velar por que tengan suficiente para comer y que sus demás necesidades básicas estén satisfechas. También podemos hablar en su nombre, para que no sean pasadas por alto por las personas que formulan las políticas.
Orar por el fin de la enfermedad
La iglesia ha sido provista de la armadura de Dios para responder al quebrantamiento en este mundo (Efesios 6:10–20). Sabemos que nuestras batallas no son físicas, sino contra los «gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales» (Efesios 6:12). Jesús entiende nuestros miedos y ansiedades y pide que los echemos sobre él en oración (1 Pedro 5:7).
Visite la sección de Covid-19 para consultar estudios bíblicos y muchos otros recursos para las iglesias y sus líderes.
Preguntas para la reflexión
- ¿Cuáles son las enfermedades transmisibles más comunes donde usted vive? ¿Cómo afectan a su comunidad a corto, mediano y largo plazo?
- ¿Cómo apoya su iglesia local a las personas durante los brotes de estas enfermedades?
- ¿Podrían usted y su iglesia hacer más para ayudar a prevenir la propagación de las enfermedades transmisibles? En caso afirmativo, ¿qué otras cosas podrían hacer?