El doctor Ashok Chacko ha visto a muchas personas transformar su vida gracias a la consejería bíblica. Aquí nos cuenta un poco más al respecto.
¿Qué es la consejería bíblica?
La consejería bíblica ayuda a relacionar las Escrituras con la vida real. Es muy práctica. Mediante enseñanzas bíblicas, ayudamos a las personas a entender su verdadera identidad en Cristo y a hacer frente a los desafíos que nos presenta la vida.
¿Por qué es importante la identidad?
Dios nos creó para ser portadores de su imagen y reflejar su personalidad en nuestra vida. Fuimos diseñados para tener a Dios como fuente de nuestra identidad y depender totalmente de él, de la misma manera que la fuente de la identidad de Jesús fue «toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). Dios quiere que vivamos en armonía con él, con los demás y con toda la creación. Esto está resumido en la palabra hebrea «shalom», que hace referencia a la profunda paz que surge de la armonía.
Desafortunadamente, como consecuencia del pecado, nos centramos en nosotros mismos, en lugar de centrarnos en Dios. Buscamos a la fuente de nuestra identidad en nuestra cultura y en los demás en lugar de en Dios. Como resultado, tenemos una imagen distorsionada de nosotros mismos y de los demás. Al compararnos con los demás o cuando intentamos complacerlos, en vez de relacionarnos con Dios, podemos volvernos temerosos y ansiosos.
Jesús vino a reconciliarnos con Dios. Cuando depositamos nuestra confianza en él, nuestra identidad como hijos de Dios se restaura firmemente en nuestros corazones, lo que nos da la confianza para responder de forma distinta a las dificultades y presiones que enfrentamos.
¿Puede darnos un ejemplo?
A continuación, comparto el testimonio de una de las personas que ha estado haciendo terapia conmigo, quien nos ha dado permiso para publicarlo.
«Cuando era niña, me plagaban distintos miedos y fobias. Hablar con un grupo de personas me ponía nerviosa y vivía con miedo al rechazo y a la desaprobación.
Cuando le diagnosticaron una enfermedad terminal a mi papá, comencé a tener ataques de pánico y cualquier cosa me causaba ansiedad. Me irritaba fácilmente, me enojaba con mis familiares y amigos, y hacía comentarios hirientes. Buscaba formas de escapar y evadir lo que me estaba pasando.
Pensaba que mi felicidad dependía de cambiar mis circunstancias. Pero el problema no era mi familia, era yo. Cuando me di cuenta de esto, comencé a orar a Jesús y a llorar como un niña.
Sé que, cuando me dirijo a Dios, no necesito esconder nada, porque él ya sabe todos mis secretos y lo que mi corazón anhela. Conoce mi sufrimiento y mis penas más profundas. No solo me comprende, sino que, como él mismo tuvo su cuota de sufrimiento inconcebible, sabe consolarme.
Mi ansiedad y miedo no se fueron enseguida, pero mi forma de ver las cosas comenzó a cambiar. Dios cobró importancia frente a los problemas. En los días que no me siento fuerte, me digo que soy una nueva criatura en Cristo, que me cuida, y ya no soy esclava del temor (Romanos 8:15). Me reconfortan mucho las palabras de Jesús a Pablo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9)”».
Cuando se nos hace difícil enfrentar los problemas de la vida, reconocer que somos los hijos e hijas de un Padre compasivo y celestial, que nos ama incondicionalmente, nos permite correr hacia él. Podemos ver que nuestra dignidad y valor vienen de Dios, y que esto nos ayuda a hacer frente a situaciones con más resiliencia y esperanza.
El doctor Chacko es médico y consejero bíblico en India.
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