Casi dos tercios de la superficie terrestre están cubiertos de agua. Esta agua llena arroyos, ríos, lagos y océanos. Con tanta disponibilidad de agua, ¿por qué debemos pagar por ella? ¿Por qué no es gratis?
Hay varias razones por las que no es gratis el suministro de agua suficiente, limpia y apta para beber, cocinar, asearse y limpiar. Las siguientes actividades cuestan dinero:
- encontrar y proteger las fuentes de agua
- encontrar suministros de agua alternativos cuando las fuentes se secan durante una estación o un tiempo mayor
- llevar el agua más cerca de donde las personas la usan (a sus casas o cerca de ellas)
- hacer que el agua sea apta para beber
- gestionar, mantener y reparar sistemas de agua.
Dicho esto, las personas cuyos ingresos son bajos, ¿deberían pagar la misma cantidad de dinero que las personas con ingresos más altos? ¿Y las empresas? Las personas que obtienen agua directamente en sus casas mediante una tubería ¿deberían pagar la misma cantidad de dinero que aquellas personas que recogen agua de puntos de agua públicos?
Es posible establecer una estructura de pagos sobre la base de lo que las personas pueden pagar y del servicio que reciben. En algunas comunidades, puede que sea pertinente que los hogares de bajos ingresos paguen menos que los hogares de ingresos más altos por la cantidad de agua que la comunidad decida que es esencial que cada persona reciba por día. Esto reduciría la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, entre otras, en la comunidad en su conjunto, al tiempo que se benefician los hogares que de otro modo no podrían acceder a una fuente de agua salubre y confiable.
Independientemente de las decisiones que se tomen, es importante calcular una estructura de pagos que permita cubrir todos los costos de abastecimiento de agua a largo plazo. Entre estos costos, cabe mencionar los siguientes:
- salarios, capacitación y costos de desplazamientos para el personal que gestiona el agua
- costos operativos regulares, como combustible para los generadores o electricidad
- costos de mantenimiento y arreglos básicos
- costos de reemplazo de equipamiento viejo o gastado
- costos de extensión de los sistemas a nuevos hogares y clientes
- costos de recopilación y análisis de información para garantizar el funcionamiento regular y el mantenimiento oportuno del sistema, a saber:
- cantidad de agua extraída por mes, por lo general obtenida mediante medidores
- presión y tasa de flujo del agua en los puntos de recolección
- calidad del agua
- deterioro de los equipos.