«Hoy, cuando regresábamos de Nineveh, el funcionario en el punto de control nos preguntó quiénes éramos, y respondimos, un kakai, un yazidís, cristianos y shabaks. El funcionario quedó sorprendido al oír que tantas personas de distintas etnias y religiones viajaran juntas». Un participante del consorcio JISRA (Iniciativa Conjunta para la Acción Estratégica Religiosa) en Irak
En muchas partes del mundo, la discriminación, los malentendidos, las luchas de poder y la intolerancia conducen a la violencia religiosa. Esto tiene un impacto devastador en las comunidades locales; en particular, en las personas que viven en situación de pobreza.
El JISRA, llamado así por la palabra árabe jisr, que significa «puente», promueve las sociedades pacíficas y justas al alentar la libertad de religión y de creencias. Es una asociación de 50 organizaciones de la sociedad civil que abarca Etiopía, Indonesia, Irak, Kenia, Mali, Nigeria y Uganda.
Los integrantes de JISRA utilizan un enfoque de diálogos comunitarios que promueve el diálogo sincero entre personas de distintas religiones y la identificación de soluciones en común a problemas en común. Como resultado, los participantes establecen relaciones más estrechas entre sí y adquieren las habilidades que necesitan para ayudar a abordar las tensiones que imperan en sus comunidades.
Según Yordanos Asnake, un cristiano de Etiopía: «Los talleres cambiaron mi entendimiento de la religión islámica y mejoró enormemente mi relación con las personas musulmanas. Ahora comprendo mejor la contribución de todos los actores religiosos a la coexistencia pacífica en nuestra comunidad».
Atraer la participación de las personas jóvenes
A menudo se pasa por alto a las personas jóvenes en los procesos de construcción de paz; sin embargo, desempeñan un papel fundamental. JISRA realiza actividades para aumentar la participación de personas jóvenes, como eventos deportivos y campamentos, donde jóvenes de cualquier religión pueden hacer amigos, hablar de sus creencias, compartir desafíos e identificar formas de vivir juntos en paz.
Meseret Tadesse solía participar en protestas juveniles violentas en Etiopía, pero ahora ve las cosas de forma distinta. Ella nos cuenta lo siguiente: «En nuestra cultura, los conflictos étnicos y religiosos suelen tornarse violentos. Gracias a la capacitación de JISRA, muchas personas jóvenes como yo se están dando cuenta de que la comunicación no violenta es la mejor manera de instaurar una cultura de coexistencia pacífica.
En mi escuela, dos grupos religiosos se enredaron en un conflicto y yo pude ayudar. Primero, hablé con el grupo de personas musulmanas, y, si bien yo soy cristiana, aceptaron mi lógica de reconciliación. Luego, conversé con el grupo integrado por personas cristianas. Por último, junté a ambos grupos y los ayudé a que se perdonaran mutuamente y discutieran sus problemas abiertamente».