En estos momentos hay más de 40 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo. En el 2005, otras 4,1 millones de personas se infectaron y 2,8 millones murieron de enfermedades relacionadas con el SIDA.
Un desafío clave para la iglesia de hoy en día es encontrar una respuesta bíblica a la pandemia que sea realmente relevante y eficaz a la luz de las realidades de nuestro mundo. La iglesia debería estar mostrando el camino. Reflexionar sobre los temas bíblicos de la gracia, la empatía y la humildad puede desafiar el estigma. Hablar en contra de la injusticia puede empezar a cambiar actitudes perjudiciales. Este año Tearfund facilitó un taller para sus asociados y otros grupos cristianos en Nigeria para decidir cómo ensanchar sus enfoques para la prevención del VIH.
Uso del condón
En el taller discutimos enfoques para la reducción de riesgos, incluyendo el uso apropiado de condones en el trabajo de prevención de VIH. Muchas personas en las iglesias piensan que los condones motivan la promiscuidad. Con mucho gusto hablan sobre la abstinencia y la fidelidad, pero no están dispuestos a ofrecer información precisa o completa sobre los condones.
Los cristianos están llamados a amar y servir a las personas, no a juzgarlas. ¿Es posible amar a una persona al no revelar información que podría salvar su vida? Los participantes en el taller estuvieron de acuerdo en que para salvar vidas es necesario reducir, siempre que sea posible, el riesgo inmediato de infección de las personas. Los condones pueden impedir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual. El asesoramiento y el cuidado pastoral son un medio adecuado para ofrecer información sobre los condones, incluyendo la preparación matrimonial y el trabajo con los jóvenes. Este contexto de confianza y de relación personal les da a las personas la oportunidad de discutir sus preocupaciones.
Enfoques más generales
Para muchas personas en la iglesia, este tema del uso del condón es un punto principal de desacuerdo y puede convertirse en el enfoque del debate. Sin embargo, debe visualizarse como solamente una parte de un enfoque más completo y eficaz para la prevención del VIH. También se necesita educación y trabajo de defensoría para dar respuesta a problemas sociales más generales que hacen a las personas vulnerables al VIH. Esto incluye:
- Abogar por un mejor acceso a drogas antiretrovirales y animar a la consejería y las pruebas voluntarias.
- Dar respuesta al estigma. Los cristianos pueden abrir el camino para romper las barreras del temor, la vergüenza y la confusión al reconocer que el VIH no es un castigo de Dios para los pecadores. Es un virus que puede afectar a cualquiera.
- Desafiar la manera en que se visualiza y se trata a las mujeres. Las desigualdades de género y las prácticas culturales como la mutilación genital femenina (ver la página 3) aumentan la vulnerabilidad de la mujer al VIH.
La iglesia debe mirar más allá de sus actuales respuestas al VIH, que no son adecuadas.
El Reverendo Dr David Evans es un asesor independiente de VIH y anterior Consejero de VIH y SIDA para Tearfund. E-mail: david.m.a.evans@btinternet.com
Valorar la vida
Tearfund promueve la abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad dentro del matrimonio como el ideal para las relaciones sexuales. La realidad es que estamos trabajando en un mundo donde la pobreza es generalizada, los derechos humanos a menudo son ignorados, y el abuso es común. Por lo tanto, no es suficiente hablar solamente sobre la abstinencia y la fidelidad. Una persona puede ser violada. Su pareja puede ser infiel. La pobreza puede significar que algunas personas no tienen medios para sobrevivir excepto a través del trabajo sexual. Las desigualdades de género significan que las mujeres tienen poco control sobre las decisiones sexuales.
La extensión de la pandemia nos obliga a comprometernos con enfoques más completos y de más alcance para prevenir la propagación del VIH. Tales enfoques incluyen el uso del condón, impedir la transmisión de madre a hijo, la provisión de drogas antiretrovirales, consejería y pruebas de laboratorio voluntarias y la provisión de agujas y jeringas limpias.
Debemos salvar vidas y mostrar el amor y el cuidado de Dios para todas las personas en un mundo injusto y quebrantado.